Don Algón, el jefe de la compañía, estaba llenando un cuestionario. Llegó a un renglón que decía: "Indique cuántos empleados tiene, separados por sexo". "Ninguno -escribió don Algón- En esta empresa el sexo no separa a los empleados; más bien los une"... "Mi señora, -le dice un tipo a otro-, acostumbra quitarme los zapatos". "-¡Qué bonito detalle! -exclama el otro-. ¿Te los quita cuando llegas cansado del trabajo?". "No -responde el otro con rencorosa expresión-, me los quita para que no me salga de la casa por la noche"... Un sentimiento de desánimo parece poseer a los panistas. Dos veces consecutivas ha ganado el PAN la elección de Presidente de la República, y ha obtenido también el triunfo en elecciones estatales importantes, y sin embargo esas victorias no parecen haber fortalecido la confianza de los panistas en su organización. Hoy por hoy se ven como agobiados por un sentimiento de inseguridad, y casi no hay ninguno que piense que Acción Nacional podría, en un futuro próximo, repetir aquellos resonantes logros. Se ven divididos los panistas, separados por pugnas interiores. A muchos de ellos les apena la evidencia de los fracasos del PAN como partido en el poder, y el hecho de que no son pocos los panistas que al desempeñar tareas de gobierno han incurrido en los mismos vicios de corrupción que reprobaban en el PRI. Es lamentable que tal cosa esté ocurriendo. El PAN es un partido de grande tradición, y su presencia como partido fuerte es necesaria en la vida nacional. El examen de conciencia que recientemente hicieron los panistas para explicarse sus cuantiosas pérdidas en las elecciones intermedias no tuvo mucho impacto entre los militantes, y tal se diría que ahora están simplemente a la espera de los acontecimientos, y sin tomar en ellos papel protagonista. ¿Se habrá resignado ya el PAN a ocupar el tercer sitio en la próxima elección presidencial, para la cual no tiene ahora -a diferencia de los otros dos partidos grandes- un precandidato visible y viable? Y otra pregunta, para la cual no hallo respuesta todavía: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... El tipo aquel llegó a su casa en la madrugada, bien borracho y lleno de marcas de lápiz labial. Al entrar tropezó con todos los muebles, de modo que despertó a su esposa. "¿De dónde vienes?" -le pregunta ella. "De ningún lado -dice el tipo. Fui abajo porque oí un ladrón". "¿Y el colorete?" -inquiere la señora-. "Era ladrona -responde el tipo con cachaza-, y me quiso morder"... Doña Morsona, señora más que gorda, entró al avión llevando dos pases de abordar. Le pregunta la azafata: "¿Dónde está la otra persona?". "Mire usted, señorita -explica la robusta dama con un cierto rubor-. Como soy un poco amplia de caderas me resulta molesto viajar en un solo asiento, de modo que siempre compro dos. Espero que eso a usted no le incomode". "A mí no -responde la muchacha-. La que puede ir incómoda es usted. Le dieron los asientos 8 A y 23 F".... El maestro de Historia Universal explicaba a sus alumnos las costumbres de los romanos. "Les gustaba mucho -relata- hacer ágapes y orgías". Una chica levanta la mano. "Perdone, maestro -pregunta-. ¿Qué son ágapes?"... Aquella muchacha empezó de pronto, para asombro de sus amigas, a comprar muchas cosas de valor: un anillo de brillantes, un collar de perlas, coche nuevo, ropa de todas clases. "Es que tengo un negocio -explicaba a sus amigas-, y me está yendo muy bien". Ellas no decían nada, pero un día la muchacha estrena un elegantísimo pantalón de piel. "¿Qué les parece?" -les pregunta con orgullo a sus amigas. "Creo que te queda muy apretado -responde una-, especialmente por el lado del negocio"... FIN.