Murió la esposa del gran Stan Islavski, actor de fama. Cuando sacaron el féretro de la casa funeraria para subirlo a la carroza, Islavski rompió en llanto. De bruces sobre el ataúd sollozaba con desesperación: "¡No se la lleven! ¡Por Dios, no se la lleven!". Uno de los dolientes abraza lleno de emoción a Stan. Le dice conmovido: "¡Nunca he visto a nadie llorar con tal dolor a un ser querido!". "Y esto no es nada -responde Stan Islavski-. Venga a verme en seguida en el panteón"... Lady Loosebloomers se querelló ante el juez. Le dijo que su esposo, lord Feebledick, la había injuriado, a más de hacerla objeto de maltrato físico. "Estaba yo en mi alcoba, su señoría -relató con quejumbrosa voz-, cuando de súbito entró mi marido y me llenó de epítetos violentos. No sólo eso: de las palabras denostosas pasó luego a los hechos, y me dio una sonora bofetada que, como puede ver usted, me hinchó el carrillo". "A simple vista se observa esa laceria -reconoció el letrado-. La conducta de lord Feebledick no admite excusa, y sufrirá por ello la punición correspondiente. Pero, dígame, milady: ¿qué hizo usted ante ese ataque canallesco, tan inexplicable como injustificado?". "No hice nada -replica lady Loosebloomers-. Afortunadamente estaba conmigo en la cama mi amante, y él puso en fuga al agresor"... Solicia Sinpitier, madura señorita soltera, llamó por teléfono a la policía. "Dos hombres se han metido en mi casa -le dijo al oficial de guardia-. Vengan a sacar uno"... Feo vocablo es la palabra "bodrio". Sirve para designar un guiso mal aderezado; define a lo mal hecho; califica a todo aquello que se pergeña sin orden y sin habilidad. Las reformas fiscales aprobadas por los llamados representantes populares son eso: un lamentable bodrio sin pies y sin cabeza que agravará el gravamen de los ya gravados, y seguirá permitiendo que no paguen aquéllos que no pagan nunca. En México la pirámide fiscal está invertida: en vez de tener una base amplia de contribuyentes, todo el peso recae sobre una minoría cada vez más atada y exprimida. Difícilmente se encontrará un país en que sean tan complicadas la legislación fiscal y la recaudación de impuestos; y más difícil aún será hallar otro en que la aplicación de esos gravámenes sea tan caótica, tan inequitativa y tan sujeta a circunstancias de mera coyuntura, además de tan poco transparente. El ciudadano siente que lo que paga se va a un barril sin fondo, o a uno en cuyo asiento aguarda una caterva de vividores que usan esos recursos para su beneficio, e impiden que se apliquen al bien de la comunidad. Lo dicho: en lo que hace al régimen fiscal no sólo estamos retrocediendo: también vamos hacia atrás... La señora recién operada le pregunta al médico: "Dígame, doctor: ¿se me verá la cicatriz que me quedó en la parte interior del muslo?". Responde el facultativo: "Eso, señora mía, dependerá por completo de usted"... Llegó a su casa en la noche un individuo, y halló sobre la mesa un mensaje escrito por su esposa. Rezaba la misiva: "Estoy harta de ti. Me voy con tu mejor amigo. Para la cena te dejo pollo en el refrigerador". "¡Oh no! -exclama con lamentoso acento el tipo-. ¡Otra vez pollo!"... Doña Macalota, mujer de edad madura, llegó a una farmacia y le pidió al encargado una pomada contra la comezón. Le dijo que su esposo sentía de continuo un insufrible picor en la entrepierna. Ya había probado toda suerte de específicos, y el prurito o escozor en esa parte no se le quitaba. "¿Qué edad tiene su esposo?" -inquirió el hombre. "Más de 80" -contestó ella. "Entonces -sugiere el farmacéutico- dígale que meta la dicha parte en alcanfor. Ha de ser polilla"... FIN.