Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Un señor muy serio llegó a una farmacia y le pidió el encargado un condón negro. "¿Negro? -se sorprendió el de la farmacia-. Usualmente no manejamos ese tono. Sin embargo permítame buscar en la bodega, a ver si encuentro uno". Volvió a poco el farmacéutico. Había hallado, en efecto, un condón negro, rareza inusitada. Lo entregó al cliente, cobró el precio, y cuando el hombre ya se iba a retirar le preguntó, intrigado: "Pero dígame usted, señor, perdonando la curiosidad: ¿por qué quiere usted un condón negro?". Responde el señor serio: "Es que murió un compadre, y voy a darle el pésame a la comadre"... Eso que acabo de contar es nada. Un individuo llegó a otra farmacia, no sé si mejor o peor surtida que la del primer cuento, y pidió que le vendieran un condón. "Tenemos ese producto, caballero -le informó el de la farmacia-. Desgraciadamente los condones más usuales, los de color blanco, se nos agotaron. Con eso de la Semana del Cine Erótico creció súbitamente la demanda, y no tuvimos tiempo de renovar el inventario. Pero si bien no disponemos por ahora de condones blancos, tenemos en existencia condones negros; otros rojos con puntitos blancos, y unos de color morado con rayitas amarillas". Dudó un momento el parroquiano. Ignoraba que en la línea de condones había una tan grande variedad cromática. Pero al fin se decidió. "Está bien -dijo al de la farmacia-. Deme entonces un condón negro". (Era hombre circunspecto, y ese color fue el que le pareció menos heterodoxo). La segunda parte de esta curiosa historietilla transcurre diez años después, como en los dramas del romanticismo. Está el señor del cuento leyendo el periódico en la sala. Va hacia él un niño negro y le pregunta: "Papi: ¿por qué todos mis hermanos son blancos, y yo salí negro?". "¡Anda, caborón! -responde el individuo con enojo-. ¡Y date de santos que no saliste rojo con puntitos blancos, o morado con rayitas amarillas!"... Viene este cuento a cuento porque recuerdo todavía los años en que el uso de la palabra "condón" estaba prohibido. Llegaba uno a la farmacia y pedía en voz alta: "Me da una cajetilla de cigarros". Y luego añadía con vergüenza, bajando la voz todo lo posible: "Y un condón". Los tiempos han cambiado. Ahora llega el cliente a la farmacia y pide en voz alta: "Me da un condón". Y luego, bajando la voz, para que nadie lo oiga: "Y una cajetilla de cigarros". Y es que a muchos les da pena seguir fumando todavía, y en cambio lo otro ya se mira con naturalidad. Muchos tabúes relativos a la sexualidad han desaparecido; las nuevas generaciones aprenden en la escuela y el hogar lo que antes aprendían en corrillos mal informados y llenos de morbosidad. Por eso los padres y maestros han de estar bien preparados a fin de orientar debidamente a sus hijos o alumnos en este importante campo de la vida. No debe haber oposición entre la escuela y el hogar, sino mutua colaboración para enseñar no únicamente los aspectos puramente fisiológicos del sexo, sino también el amor y la responsabilidad que deben acompañar siempre al ejercicio de la sexualidad. En ese sentido, la buena educación impartida con tino, y oportunamente, evitará muchos problemas y muchos sufrimientos... Casó Simpliciano, muchacho ingenuo y simple. A su novia le extrañó ver que llevaba con él una pequeña maleta que no soltaba ni un momento. Al empezar la noche de bodas el novio tomó por los hombros a su flamante mujercita y le preguntó: "¿Te gustaría tener un bebé?". Ella pensó que la pregunta la hacía Simpliciano como preludio, exordio, prólogo, proemio, preámbulo, prolegómeno o introducción al acto amoroso, de modo que contestó llena de rubor: "Sí; me gustaría mucho tener un bebé". Entonces Simpliciano sacó de la maleta su laptop y empezó a escribir: "Querida cigüeña..."... FIN.

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 475362

elsiglo.mx