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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"Let's close our eyes, and make our own paradise". Cerremos nuestros ojos, y hagamos nuestro propio paraíso. Así le dijo Afrodisio Pitongo, galán concupiscente, a Dulcilí, muchacha ingenua. Esas palabras no eran suyas: las tomó de la canción "Let's fall in love", que Eddy Duchin tocaba con su orquesta y que luego puso de moda Nat "King" Cole. Cerró los ojos, pues, la cándida doncella, seducida por los untuosos modos de su cortejador, y Pitongo fue el que hizo su propio paraíso: gozó cumplidamente los encantos de la joven. (Debió ella haberlos reservado para el hombre a quien daría el dulcísimo título de esposo, pero no pudo resistirse al asedio del lúbrico galanteador). Acabado el indebido trance le preguntó Dulcilí, con timidez, al satisfecho jardinero que cortó la flor de su virginidad: "Dime, Afrodisio: ¿nos vamos a casar?". "Claro que sí -respondió sin vacilar Pitongo-. Todo es cuestión de hallar con quién"... El senador Eally Horn, de Iowa, se oponía a que las mujeres participaran en deportes tradicionalmente masculinos. Un reportero le preguntó su opinión acerca de los equipos femeninos de basquetbol. Sin pensar lo que decía el senador respondió en manera tal que hizo reír a todo Iowa. Dijo: "Por razón natural las mujeres no deberían jugar con las pelotas de los hombres. Tienen las manos demasiado pequeñas"... La nueva carretera de Saltillo a Monterrey quedó excelente. Contiene, sin embargo, una trampa mortal: los agentes de tránsito de Santa Catarina, el municipio en que termina la autopista. He aquí que va usted a 110 kilómetros por hora, y de pronto se encuentra con señales que le ordenan ir a 30. Hay una curva, y en ella acecha esa mala ralea de "mordelones". Raro es el automovilista que se les escapa, sobre todo si trae placas de otro estado. Amenazan al conductor con recogerle su vehículo, y luego piden, para dejarlo ir, cantidades que no bajan de los 300 pesos. Amable población es Santa Catarina, habitada por gente laboriosa. La desprestigian, sin embargo, y la hacen temible, los inmorales jenízaros que se dedican a extorsionar a los automovilistas porque sí o porque no. La asiduidad con que realizan esa práctica hace pensar en la existencia de una mafia creada especialmente para sacar dinero que de seguro llega hasta altos puestos de la administración municipal. Lo mismo sucede en otros municipios de la zona metropolitana. En Monterrey todos los agentes de tránsito están temporalmente suspendidos, y la ciudad ha respirado con alivio. El nuevo gobernador de Nuevo León, y los nuevos alcaldes, deben terminar con estos atropellos que degradan a sus comunidades, les dan pésima imagen y someten a los ciudadanos a los indignos tratos que derivan de la corrupción... Don Cornulio tenía sospechas de que su esposa lo engañaba. Contrató a un detective para que la siguiera. Esa misma noche el lacerado esposo entró en su alcoba y vio a su mujer en la cama con otro hombre. El otro hombre era el detective. Le dice a don Cornulio: "Desgraciadamente, señor, he confirmado sus sospechas"... El cirujano iba a operar a Himenia Camafría, madura señorita soltera. La intervención era sencilla, pero el médico observó que la paciente se veía nerviosa, de modo que quiso distraerla con alguna fantasía. Le dijo al tiempo que se ponía sus guantes de cirujano: "¿Sabe usted, señorita Himenia, cómo se fabrican estos guantes? Quienes los hacen meten la mano en un recipiente con látex, y luego esperan a que el material se seque. Ya seco el látex sacan el guante. Fácil ¿no?". La señorita Himenia empezó a reír por lo bajo. Le pregunta, extrañado, el facultativo: "¿Por qué se ríe usted?". Contesta Himenia: "Me estoy imaginando cómo hacen los condones"... FIN.

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