El ingenuo joven presentó a sus papás a la chica con la que quería casarse. La muchacha vestía blusa con escote hasta el ombligo, minifalda de verano, medias de malla, bolsa de chaquira, zapatos de tacón aguja anudados con cintas a las piernas, y boa de plumas verdes. Mascaba chicle, lucía maquillaje estrepitoso, y llevaba además colgado al cuello un letrero que decía: "Hago de todo. 500 pesos". Mientras la madre del cándido joven lloraba desconsoladamente, el papá le dice con desesperación a su hijo: "¡El amor te tiene cegado, hijo mío! ¡No te permite ver la clase de mujer que realmente es!"... Hay demasiados diputados. (Deberían desaparecer todos los llamados "plurinominales", que no son electos por los ciudadanos, sino impuestos a ellos para que los mantengan). Hay demasiados senadores. (El espíritu de la Constitución en cuanto a la naturaleza de la representación senatorial ha sido groseramente vulnerado para dar acomodo a los chambistas). Hay demasiados diputados locales, y demasiados regidores en los ayuntamientos. Todo porque hay demasiados partidos. Una viciosa y viciada legislación electoral, hecha por los partidos para favorecer su conveniencia, permite la existencia como partidos políticos de falsas organizaciones que son en verdad empresas familiares, como el Partido Verde Ecologista, o de plano negocios personales, como el PT, Panal o Convergencia, que sobreviven sólo en virtud de amañadas coaliciones, o porque venden sus favores al mejor postor. Las cosas no han cambiado mucho. Antes, con el PRI, teníamos una "democracia sui géneris". Ahora, con la partidocracia que sufrimos, tenemos una sui géneris democracia. No habrá en México verdadero ejercicio democrático mientras no pongamos verdad en nuestra vida pública. Y eso, a como se ven las cosas, Estaca Brown... Libidiano Pitonier, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, llegó al bar de costumbre, y muy orgulloso les contó a sus amigotes que había logrado evitar una golpiza y una violación. "¡Extraordinario! -exclamó uno, admirado-. ¿Cómo le hiciste?". Responde Libidiano: "La convencí"... Un señor gustaba mucho del vino, sobre todo del tinto. Alguien le preguntó: "Dígame, don Enolio: si tuviera usted que escoger entre una botella de buen vino y una mujer ¿qué escogería?". Respondió, cauteloso, don Enolio: "¿De qué cosecha el vino y de qué cosecha la mujer?"... Llegó el barco a puerto. Era domingo, y una docena de marineros decidieron ir al servicio religioso de la iglesia local. Como no hablaban el idioma acordaron hacer todo lo que hiciera la persona que tuvieran al lado. Dijo algo el ministro religioso. Los marinos observaron que el hombre que estaba al lado de ellos se puso en pie, de modo que ellos también se levantaron. La gente estalló en una carcajada. Y es que iba a haber un bautizo, y el ministro pidió que se pusiera en pie el papá de la criatura... Don Avaricio, el hombre más ahorrativo de la comarca, se compró al fin un refrigerador, pero una semana después fue a devolverlo. Le explicó al hombre de la tienda: "Es que no duermo pensando si la luz realmente se apaga cuando cierro la puerta"... Don Algón y su esposa iban por la calle, y se toparon con una despampanante rubia. La chica vio al ejecutivo con ojos de sorpresa. Unos pasos más adelante le pregunta la señora a don Algón: "¿Quién era esa mujer?". Contesta él: "Déjame inventar algo. Lo mismo me va a preguntar ella acerca de ti"... Babalucas vio por primera vez una película porno. En la escena más candente -una de sexo oral- se inclina hacia el amigo con quien iba y le dice: "El actor es un idiota. Ni siquiera sabe dónde se debe besar a una mujer"... FIN.