Terminado el primer trance de amor le dice con ardoroso acento el recién casado a su flamante mujercita: “¡Te amo, Susiflor!”. Exclama ella con igual emoción: “¡Repíteme eso, por favor!”. “¡Te amo!” -vuelve a decir vehemente el joven esposo. Le aclara Susiflor: “No. Repíteme lo otro”... Se iba a casa la feliz muchacha. En su despedida de soltera le dice una señora: “Te voy a dar un consejo, linda. Mete inmediatamente en cintura a tu marido. Yo, tan pronto volví de la luna de miel, le dije a mi esposo: ‘Y desde ahorita te lo digo: nada de fumar, nada de beber, nada de salir con los amigos y nada de molestarme continuamente con demandas amorosas’. Pregunta la muchacha: “Y ¿dejó de fumar, de beber, y todo lo demás?”. “No sé -responde con triste acento la señora-. Desde ese día no lo he vuelto a ver”... Se fue a confesar una frondosa dama de muy buen ver y de mejor tocar. “Me acuso, padre -dice al confesor- de que estoy en tratos de erotismo con el párroco de Santa Frumentina”. “Muy mal hecho, hija mía -la reprende el sacerdote-. No olvides que perteneces a esta parroquia”... En su campaña de candidato a la Presidencia de la República anunció Felipe Calderón que sería “el Presidente del Empleo”. Factores adversos, internos y exteriores, se han combinado para hacer, contrariamente, que un enorme índice de desempleo sea hasta ahora una de las características de su gestión. Sin embargo su propio gobierno ha contribuido tanto a la desocupación como a la falta de empleo. Calderón no ha creado nuevos puestos, pero sí nuevos impuestos. Esa carga fiscal ha afectado lo mismo a las empresas que a los particulares, y ha sido causa de que muchos mexicanos hayan perdido su trabajo. El régimen calderonista, recaudatorio, usa la política del azadón: todo para acá. A falta de una reforma fiscal de fondo se aplican, como en los tiempos de antes, medidas coyunturales, de emergencia, que en nada alivian la situación del Gobierno, y agravan mucho, en cambio la de los ciudadanos.... La esposa del Hombre Lobo le dice muy molesta: “Ay, Licantro, necesitas controlarte. Las noches de luna llena te pones imposible”... Babalucas mostraba con orgullo el nuevo perro de caza que había comprado. “No está mal -le dice un amigo, experto en la materia-. Pero, para serte franco, tiene las patas algo cortas”. “¿Cortas? -se enoja Babalucas-. Le llegan al suelo ¿no?”... Le dice la joven madre a Babalucas: “Mi bebé empezó a caminar desde los 11 meses”. “¡Caramba! -se asombra el badulaque-. ¡Ya ha de ir retelejos!”... En su lecho de enferma doña Facilisa sintió que se le iba la existencia. Con el último aliento de la voz le dice a su marido: “Astasio: perdóname todas las infidelidades en que incurrí”. “¡Te las perdono, esposa mía! -gime don Astasio-. ¡Te las perdono sinceramente, y desde el fondo de mi corazón!”. “Gracias -dice entonces doña Facilisa-. Aprovechando tu buena disposición, de una vez te pido que me perdones también las futuras infidelidades en que incurriré en caso de alivio”... FIN.