Don Chinguetas y doña Macalota eran casados mal avenidos. Un día él le preguntó a su consorte: "¿Qué harías si me sacara yo la lotería?". Contestó doña Macalota: "Te exigiría la mitad del premio, y luego me largaría de la casa". "Muy bien -le dice entonces don Chinguetas-. Me saqué mil pesos. Aquí tienes 500. Puedes irte"... Estoy totalmente de acuerdo con el cardenal Javier Lozano Barragán, y hago mía su declaración: "Actuar contra la naturaleza y contra la dignidad del cuerpo ofende a Dios". Sólo que el purpurado refiere esas palabras al homosexualismo, y yo las aplico al celibato sacerdotal. En efecto, pienso que el celibato impuesto por la Iglesia a sus ministros es contrario a las leyes de la naturaleza -que son leyes de Dios-, pues impide la perpetuación de la vida, instinto natural y ordenamiento bíblico, y atenta contra la dignidad del cuerpo, dispuesto para el propósito de la generación. En cambio considero que yerra gravemente el cardenal cuando afirma que las personas homosexuales lo son siempre por elección. Está probado que se puede nacer con esa tendencia. Evoco lleno de tristeza, y de remordimiento, a Robertito Guajardo, el más conspicuo homosexual de mi ciudad en los años cincuentas del pasado siglo. Los niños, dueños de esa maldad que tiene la inocencia, le gritábamos en la calle: "¡Joto, joto!". Él se desesperaba, y nos decía, suplicante: "¿Qué quieren que yo haga? ¡Así me hizo Dios!". Teníamos amiguitos que desde muy pequeños mostraban modales femeninos, jugaban con muñecas, y aun gustaban de vestir ropa de mujer. Se estudia ya la posible existencia de un "gen homosexual", del mismo modo que los naturalistas registran conductas homosexuales entre los animales. Por eso son crueles -a más de poco atinadas- las manifestaciones del Cardenal Lozano, y su absurda declaración según la cual la salvación está vedada a los homosexuales. Decir que no van al Cielo no sólo es grave falta contra la caridad: es también mentecatez supina. El Vaticano hizo muy bien cuando se apresuró a emitir un comunicado en el cual señaló que "Pontifex", el sitio de Internet que recogió las apreciaciones personales de Lozano Barragán, no es una autoridad en el marco del pensamiento católico, y cuando añadió que la Iglesia invita a tratar a los homosexuales "con respeto y compasión". Con el mismo respeto y compasión, me atrevo a remarcar, con que cualquier persona debe ser tratada, independientemente de su orientación o preferencia sexuales. Ojalá el cardenal mexicano recuerde en próximas ocasiones que uno de los más preciados dones del Espíritu Santo es el de la prudencia, y ejercite en sus declaraciones algo más importante aun que la prudencia: la caridad cristiana... Mucha atención: mañana saldrá aquí un desaforado chiste cuyo nombre no da idea de su extremada sicalipsis: se llama "Dietética", y es el cuento más rojo de cuantos he narrado en las últimas semanas. ¡No se lo pierdan mis cuatro lectores!.. Una muchacha casada se enteró de que estaba embarazada. Tenía una amiga soltera, y de inmediato la llamó por teléfono y le dio la noticia. Le dijo emocionada: "¡No puedo creer que tengo una persona dentro de mí!". "En este momento yo también tengo otra -le respondió la amiga respirando con agitación-. Llámame dentro de media hora"... Pepito rezaba sus oraciones de la noche. Se puso a gritar a voz en cuello: "¡¡¡Niñito Dios!!! ¡¡¡En Navidad tráeme una bicicleta!!!". "¿Por qué gritas así? -le dice su mamá-. El Niño Dios no está sordo". "Él no -admite Pepito-, pero los abuelos sí"... Un divorciado se topó con su ex esposa. Le dijo: "Anoche hice el amor con una mujer, pero durante todo el acto estuve pensando en ti". "¿De veras? -se emociona ella-. Y ¿por qué pensabas en mí?". Contesta el individuo: "Porque así me tardo más en terminar"... FIN.