Una mujer casada se entendía con un músico, organista él. Cierto día los amantes estaban refocilándose en la alcoba de la pecatriz cuando se oyó que alguien llegaba a la casa. "¡Mi marido! -exclama ella dirigiéndose al organista-. ¡Rápido, Bachiano! ¡Suspende la tocata y emprende la fuga!"... Una chica les dice a sus amigas: "Mi novio tuvo un accidente. Pasará mucho tiempo antes de que vayamos al cine otra vez". Pregunta una de las amigas: "¿Le pasó algo en los ojos?". "No -responde la muchacha-. Le enyesaron las manos"... Contrajo matrimonio la maestra de escuela. Acabado el primer trance de amor en la noche de bodas la profesora le dice a su flamante maridito: "No hiciste bien la tarea. Tendrás que repetirla otra vez"... "Doctor -le dicen los recién casados-, deseamos esperar un poco antes de tener nuestro primer hijo. ¿Qué nos recomienda?". "Para eso -les indica el doctor-, el jugo de naranja es infalible". "¿Jugo de naranja? -pregunta el muchacho sorprendido-. "Sí, -repite el médico-. Jugo de naranja. No falla". Inquiere la muchacha: "¿Antes de, o después de?". "No, -responde el facultativo-. En vez de"... No cabe duda: estamos padeciendo una partidocracia que pone todas las cuestiones de la vida nacional en manos de los partidos, los cuales han sustituido a los poderes de la Unión en el ejercicio de las funciones públicas. Antes sufríamos el dominio de un solo partido; ahora padecemos el de todos juntos, que se reparten la República como los bandoleros dividen entre sí el botín. Los partidos se distribuyen por medio de negociaciones bajo la mesa los empleos y magistraturas, y nada escapa ya a su hegemonía, desde los cargos máximos de la judicatura nacional hasta un nombramiento de vice sub ayudante suplente interino de encargado sustituto de la cuarta mesa provisional de partes. De la dictadura de un partido pasamos a la dictadura de todos. No existe ya el Estado como tal, con su poder soberano, es decir supremo, que se impone sobre todas las demás instituciones que en su seno existen. Ese poder ha sido fragmentado, y se divide para su ejercicio ya no en poder ejecutivo, legislativo y judicial, sino en PAN, PRI, PRD, etcétera etcétera etcétera etcétera etcétera. Ayer fuimos vasallos del prigobierno. Ahora lo somos de todos los partidos, grandes, pequeños y mínimos, para los cuales trabajamos. Ellos son los dueños de México, no nosotros, los ciudadanos. Y ya no digo más, porque estoy muy encaboronado... Después de examinar detenidamente a la guapa muchacha y revisar los análisis que la mamá de ella le ha llevado, el médico le dice a la guspa chica: "Está usted muy bien". "¿Y por decirnos eso nos va a cobrar? -se enoja la señora-. ¡Pero si lo mismo le dicen a mi hija todos los días en la calle!"... Aquel señor estaba chapado a la antigua; no le gustaban las actuales modas femeninas. Decía: "Con pantalones unas mujeres se ven masculinas, y otras se ven masculonas"... El reverendo Rocko Fages regañaba al joven pastor recién ordenado. "Mira -le dice-. Paso que en tu iglesia toque un conjunto de rock en vez de un organista: eso es lo que les gusta a los muchachos. Paso que chicas bonitas en minifalda sean las que recogen las limosnas: quizá eso mejore la colecta. Lo que me parece bastante irregular es que en vez de 'Iglesia de Jesús' pongas 'Chucho's le Club'!"... Astatrasio Garrajarra, ebrio consuetudinario, le reclamó a Empédocles Etílez, otro borrachón igual: "Anoche andabas tan tomado que hiciste una necesidad menor en mi automóvil". "Es cierto -admite Empédocles-. Pero recuerdo perfectamente bien que abrí la puerta". "¡Sí, idiota! -rebufa Garrajarra-. ¡Pero estabas afuera!"... FIN.
