La señora se espantó al oír casualmente lo que su hija hablaba con su novio por teléfono. "Nada de que un dedito, Vehemencio -decía con tono terminante la muchacha-. Primero es un dedito, luego ya no se puede uno aguantar, y sigue todo lo demás. Así empiezan los problemas". "¡Rosilí! -exclama llena de susto la señora-. ¿Qué estás hablando con tu novio?". "Nada, mami -responde la muchacha-. Le regalaron una botella de brandy, y quiere que en la posada de hoy en la noche me tome yo aunque sea un dedito"... La famosa bailarina de burlesque necesitaba una vacuna para poder salir de su país. Le pidió al doctor: "Quiero que me ponga la vacuna donde la marca no se vaya a ver cuando estoy actuando". Responde el facultativo: "Ya la he visto actuar. Y le voy a dar la vacuna oral"... Un explorador viajó con su esposa a Nepal. Iba en busca del Abominable Hombre de las Nieves. En un valle nevado lo encontró: ahí estaba el Yeti, un gigante descomunal de horrible traza. Vio el monstruo a la mujer, se abalanzó sobre ella y la tomó en sus membrudos brazos. "¿Qué hago?" -le gritó con desesperación la mujer a su marido. "Haz lo que conmigo -sugiere el explorador-. Dile que te duele la cabeza"... El Presidente Calderón se abroquela en un escudo formado por: 1-. Panistas. 2-. Amigos. 3-. Panistas amigos. 4-. Amigos panistas. En efecto, las recientes designaciones que hizo en el Banco de México y Hacienda son muestra de la actitud que asume quien pone la cercanía personal por encima de la capacidad, la idoneidad y la oportunidad. El modo de actuar del Presidente es evidencia de falta de seguridad en sí mismo y en su administración. Esto que digo no implica juicio alguno sobre los personajes designados. Su actuación hablará por ellos. No cabe duda, sin embargo, de que han surgido dudas sobre la futura autonomía del Banco de México en relación con Los Pinos, y sobre la experiencia del nuevo titular de Hacienda. Esperemos que estos cambios no vengan a complicar aún más la ya de por sí precaria gestión calderonista en el comienzo de la segunda mitad del sexenio... Aquel individuo fue al Seguro, pues sentía muchos malestares, sobre todo una tensión nerviosa incontrolable. El médico, después de examinarlo, le dice: "Usted está perfectamente bien, amigo. Lo único que le hace falta para aliviar su nerviosismo es tener un poco de sexo''. En los términos de la prescripción el tipo fue esa misma noche a una casa de mala nota, e hizo lo que el doctor le había recetado. Ya salía cuando la muchacha le dice: "Oye, guapo: se te está olvidando pagarme''. "¡Ah, no! -protesta el tipo-. ¡A mí me envió el Seguro!''... (Nota: Para evitar confusiones, e impedir que se formen precedentes, se hace del conocimiento general que el remedio indicado por el facultativo que participa en este cuento no figura en el cuadro básico de los medicamentos del Seguro)... La secretaria no estaba muy contenta con su trabajo, de modo que se dedicó a buscar otro empleo. Por fin lo consiguió, y en excelentes condiciones. Se dispuso, pues, a informarle a su patrón que dejaría el puesto. "Don Algón -le dijo-. Ya encontré una nueva posición''. "¡Fantástico, Rosibel! -se alegró el ejecutivo-. ¡Cierra la puerta y baja las cortinas!''... Le cuenta un tipo a otro: "Encontré a mi mujer en la cama con otro hombre". "¡Qué barbaridad! -se consterna el amigo-. ¿Cómo fue que los encontraste así?". Responde con voz sombría el individuo: "Me despertaron con sus meneos"... FIN.