Aquella linda chica lucía un par de medias tejidas con dibujos propios de la temporada. Cada media tenía un letrero. "Feliz Navidad", decía una; y la otra decía: "Y próspero Año Nuevo". Un borrachín vio las medias y le dijo a la muchacha con tartajosa voz: "¡Cómo me gustaría verte entre las fiestas, mamacita!"... Una indiscreta señora le preguntó a otra: "¿Cómo te hace el amor tu marido?". Respondió la otra: "Como la Nochebuena". Inquiere la primera: "¿Con mucha ternura y mucho amor?". "No -replica la primera-. Una vez al año"... Aquel pobre señor agonizaba. Le dictó a un notario público su última voluntad: "Le dejo todos mis bienes a mi esposa Gorgolota. Sin embargo, para entrar en posesión de ellos deberá contraer nuevas nupcias". El fedatario se asombró. Le preguntó al testador: "¿Por qué impone usted esa extraña condición suspensiva?". Explica el hombre: "Quiero que haya alguien que sienta mi muerte"... Cuando Gregorio Samsa despertó, estaba credo. "Credo" escribí, y escribí bien. La palabra "credo" sirve para designar un estado crepuscular entre crudo y todavía -edo. Le pidió a su esposa un par de aspirinas. Súbitamente oyó un ruido horripilante. "¡Dios santo! -clamó Gregorio con desesperación al tiempo que se tapaba los oídos-. ¿De dónde viene ese fragor espantosísimo? ¿Qué es ese estruendo horrísono; ese fuerte sonido intolerable; ese estrépito que destroza los tímpanos; ese estampido como de mil cañones que dispararan a la vez?". "Pero, Goyo -le dice su señora-. Lo único que hice fue sacar el algodoncito ése que viene dentro del frasco de aspirinas"... Dijo Marcelo Ebrard que la izquierda llegará unida a la elección presidencial de 2012. Igual pudo asegurar que florecerá el desierto del Sahara, o que la Luna se pintará con los colores del arco iris. Irreconciliables entre sí son las tribus en que está dividida la izquierda mexicana. Esos grupos, herederos en alguna forma -excepción hecha de la ética- de las facciones antagónicas en que estuvieron divididos los viejos comunistas mexicanos, se miran entre sí con recelo, y más ahora, cuando las diferencias ideológicas han sido sustituidas por diferencias en asaltar el presupuesto. Ni siquiera el apetito de ganar el máximo poder hará que esas tribus, algunas violentas, todas radicales, concilien sus posturas y lleguen juntas al proceso electoral. No tengo ninguna bola de cristal -¡líbreme Dios!-, pero no será difícil que haya dos candidatos de la llamada izquierda en esa elección del 2012. Así, divididos y quebrantados, ninguna posibilidad tendrán los grupos izquierdistas de ganar la Presidencia... Al empezar la noche de bodas le preguntó Pedancio, joven muy leído, a su novia Eglogia, joven labradora de buen parecer: "Dime, esposa mía: antes de esta noche ¿has tenido alguna vez ayuntamiento carnal?". "Nunca" -respondió la muchacha. Al terminar el trance del connubio pregunta ella a su vez: "¿Cómo se llama esto que acabamos de hacer?". Sonriendo ante la inocencia de su mujercita responde el erudito Pedancio: "Se llama precisamente 'ayuntamiento carnal'". "Ah -dice ella-. Entonces sí había tenido"... Cierto músico intérprete de fagot, alto instrumento de dimensión considerable, logró al fin que Rosibel aceptara sus solicitaciones amorosas. Cuando ella lo ve in puris naturalis, vale decir, en peletier, le dijo con acento de disgusto: "¡Mentiroso! ¡Debías tocar el flautín!"... (No le entendí)... FIN.
