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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"La mala educación cunde por todas partes. Hay gente que no sabe comportarse en una orgía". La prueba de ese aforismo mío es lo que le pasó a Libidiano, hombre proclive a la concupiscencia de la carne. En medio de una confusa bacanal en que se revolvían los cuerpos gritaba a voz en cuello: "¡Organización, señores! ¡Organización!". Alguien le preguntó por qué gritaba eso. Respondió Libidiano muy mohíno: "Porque yo no he podido llegarle a nadie, y ya van tres veces que me llegan a mí"... Jamás he sentido, y nunca sentiré vergüenza de México, y de llamarme mexicano. A veces, sin embargo, me avergüenza lo que sucede en mi país. El asunto ése de Iztapalapa, y de Juanito, fue un cochinero dentro de otro cochinero dentro de otro cochinero. La corrupción de quienes se ostentan como gente de izquierda, y que son en verdad ganapanes del poder, es rampante, y excede no sólo toda ilegalidad, sino también todo cinismo. La única manera que encontraron esos señores de deshacerse del tal Juanito sin partirle las piernas o los brazos, fue chantajearlo. Le dijeron que había cometido varios delitos, y lo amenazaron con meterlo a la cárcel si no les dejaba el campo -y el presupuesto- libre. Dicho de otra manera, le ofrecieron impunidad a cambio de que no les disputara su botín. Marcelo Ebrard y López Obrador fueron de la mano por un camino de indecencias. Ya se la soltarán para apuñalarse mutuamente. Por ahora la ventaja la lleva el ladino tabasqueño, que ha conseguido hacer que el pomadoso Ebrard sea visto como su peón de brega. Muchos abismos ha tocado México, pero con esta clase de políticos alcanza el más pedestre nivel de la inmoralidad... ¿Qué le dijo el elefante a Tarzan? Le dijo: "¿Y puedes tomar agua por esa cositilla?"... Avaricio, el hombre más cicatero del condado, iba por el campo, y cayó en un pantano. Gritó con desesperación, pues se iba hundiendo, y no tenía de dónde asirse. Acudió corriendo un hombre y le dijo: "¡Deme su mano!". Inexplicablemente Avaricio no se la dio. "¡Deme su mano!" -volvió a gritar el hombre. No le dio la mano Avaricio, y terminó por hundirse en el pantano. Cuando la esposa del difunto se enteró de lo que había pasado, comentó llena de tristeza: "Si en vez de haberle dicho: 'Deme su mano', le hubiera dicho: 'Tome mi mano', mi marido se habría salvado"... Capronio, ruin sujeto, le anunció a su novia que iba a dejarla para casarse con otra. "¿Por qué? -se indignó ella-. ¿Es más hermosa que yo esa mujer?". "No se te puede comparar -reconoció Capronio-. Al lado tuyo es una arpía". Inquiere la muchacha: "¿Hace el sexo mejor que yo?". "Nadie te gana en eso, linda -le contestó Capronio-. Tú eres el deliquio; ella el bostezo. Tú eres las Mil y una Noches; ella el Catecismo de Ripalda; tú eres Nínive o Sybaris; ella es el ejido. No hay punto de comparación". "Entonces -preguntó atufada la muchacha- ¿qué tiene ella que no tenga yo?". Responde Capronio: "Tiene cinco hijos míos"... Un madrileño le dice a un vasco: "Ten cuidado con esa chica. Me dicen que anda con gonorrea". "Suena a vasco -responde el otro-, pero no lo conozco"... El padre Arsilio vio a Pepito frente a la puerta de su casa. Estaba mezclando líquidos en una botella. "¿Qué haces, buen niño?" -le preguntó. "Estoy revolviendo en agua chiles de los más picosos -respondió el chiquillo-. El agua lleva chile habanero, de árbol, jalapeño, serrano, sietecaldos, miracielo y chiltepín. Es el líquido más poderoso que hay". "Te equivocas, pequeño -le dijo el padre Arsilio-. El líquido más poderoso que hay es el agua bendita. Previene contra toda tentación, y protege de todos los peligros". "Puede ser -concede Pepito-, pero no creo que tenga el mismo poder que el líquido que yo hago. Se lo pones en el éste a un perro y rebasa a la moto más veloz"... FIN.

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