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Decisiones insensibles

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

No acostumbro cuestionar las decisiones de la autoridad municipal, por elemental respeto. Pero esta vez no puedo permanecer ajeno a la determinación de suspender la ayuda que venía prestando a ciertas instancias culturales.

Eso de "hacer ahorros", retirando el apoyo a instituciones como La Camerata, el Museo Arocena y la banda de música Salvador Jalife, no me parece correcto.

Desde luego, la responsabilidad última es del alcalde, pero pienso que alguno de sus brillantes asesores le vendió la idea y él la adoptó.

Es bien sabido que una sociedad que no se cultiva, se convertirá en una sociedad retrógrada y evidentemente inculta.

Por eso son tan importantes los espacios culturales que se puedan abrir para las grandes masas, porque ellos harán mejores ciudadanos.

¿Cómo pensar el París sin referentes como el Louvre o el Dorsay? ¿O en San Petersburgo, sin su referente, el Hermitage? ¿Cómo pensar en la capital del país, sin el Museo de Antropología?

Y ya no digamos respecto de las grandes manifestaciones de la música, como la orquesta de la Guardia Republicana de París, los coros de la Guardia Rusa o la sinfónica de México.

Todas son manifestaciones de arte que atraen y ennoblecen a quienes las ven y escuchan.

Por eso, el que el ayuntamiento les haya suspendido la ayuda económica que tenía asignada a cada una de ellas me ofende como ciudadano, que quiere lo mejor para su ciudad.

Centremos nuestra atención, en vía de ejemplo, en la banda de niños Salvador Jalife, a la que el Municipio le tenía asignada la "magnánima" cantidad de veinte mil pesos al mes, que servía para repartirla entre sus integrantes a fin de que pudieran pagar sus pasajes para ir a los ensayos.

¿La suspensión de esa ayuda hará más fuertes las finanzas municipales? Desde luego que no y sí en cambio, repercutirá en la formación de los niños.

Porque en vez de andar por las calles, esos niños dedican buena parte de su tiempo en ensayar con sus instrumentos y se adentran en el mundo maravilloso de la música.

Además, adquieren el hábito de la disciplina y hasta pueden hacerse de un modo honesto de vivir para el futuro.

¿Nada de esto ven los genios municipales?

¿Cómo pueden gastarse cinco veces más de esa cantidad en boletos para el futbol y negar esa ayuda a los niños?

He visto con qué ganas y orgullo esos jovencitos se presentan a interpretar grandes melodías populares en lugares públicos y el profesionalismo con que lo hacen.

Una sociedad como la nuestra necesita urgentemente de mayores espacios culturales, no de decisiones tecnocráticas que trunquen ilusiones a tan temprana edad.

Por eso le dije a mi amigo, Salvador Jalife, que si el Municipio no responde como es su obligación, debemos buscar la forma de resolver el problema por otras vías, pero que el proyecto de su padre debe continuar y esos niños recibirán la atención y el apoyo que ahora el ayuntamiento les niega. Maneras de suplir las deficiencias gubernamentales existen, cuando hay, como aquí en La Laguna, personas de empuje y buena voluntad.

Pero si el Municipio persiste en su idea de retirarle el apoyo a la banda y a las otras instancias culturales, estará cerrando con broche de cobre, esta cuestionada Administración.

Por lo demás, "hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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