La soprano no tuvo oportunidad de documentarse, pero espera regresar con amigos y familia como turista para conocer a fondo la zona que cuenta con una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, la pirámide de Kukulcán.
Aunque el gobierno del Estado y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) habían llegado al acuerdo de disponer de sólo cuatro mil lugares para el concierto de la soprano inglesa Sarah Brightman frente a la pirámide de Kukulcán, se abrieron 500 lugares más para cortesías e intercambios.
El productor del concierto, Darío de León, confirmó que se buscó ofrecer un concierto que se autofinancie para que el dinero recaudado contribuya al mejoramiento y restauración del lugar maya.
Por el contrario, un grupo de artesanos que trabaja en los alrededores del lugar opinó que con el concierto, que incluye el coro y la Orquesta Sinfónica de Yucatán, se hace un acto de agravio hacia la cultura maya residente en la zona.
“Hubo restricciones, el INAH ha sido muy exigente, porque se tienen que preservar la zonas arqueológicas y sabemos que no es un local adecuado para hacer conciertos, pero tenemos que entender que hay una normatividad a seguir, la gente está preocupada con lo que respecta a la conservación de la zona para que no sufra deterioro; ya hemos hecho conciertos en zonas arqueológicas y sabemos cuáles son las restricciones”, aclaró el productor.
La cantante, quien ofreció un concierto con sus éxitos como “Time to Say Goodbye”, “Any Time Any Where” y El Fantasma de la ópera que su ex marido Andrew Lloyd Webber compuso para ella, aclaró que hasta antes de su presentación de hoy no había recibido alguna carta o petición de estas personas que no estuvieron de acuerdo con su concierto en el magno sitio histórico.
“No he recibido ninguna notificación, creo que es de sentido común que la gente se preocupe y que nos haga saber que se deben preservar las zonas arqueológicas y más con este tipo de eventos, pero es importante tener diferente tipo de festividades para los turistas estén enterados y sepan que puede venir a disfrutar de Chichén Itzá siempre y cuando se tenga que cuidar y preservar”, dijo la intérprete de 49 años durante una rueda de prensa ofrecida en un hotel cercano a la zona arqueológica.
Este concierto se autofinanció con la ayuda de los patrocinadores y los que espectadores que compraron sus entradas que oscilaron entre los 500 pesos a los 6 mil y que se sujetaron a las medidas restrictivas por parte del INAH, con la intención de ayudar para cuidar la ciudad declarada patrimonio de la humanidad en la década de los 80.
“El INAH nos puso una distancia determinada para que no exista ningún tipo de montaje en los edificios donde está el escenario y en donde están a las sillas de los espectadores y estas no dañen la superficie”, puntualizó el productor.
Antes del mentado “Concierto de la pirámide” y el cual cierra la gira mundial de Brightman en Latinoamérica, la soprano no tuvo oportunidad de documentarse, pero espera regresar con amigos y familia como turista para conocer a fondo la zona que cuenta con una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, la pirámide de Kukulcán.
“Es un lugar en el que definitivamente me encantaría venir a cantar; sin embargo, me gustaría que fuera de una manera muy cuidadosa y como se debe, ya que el Estado se merece respeto, quiero pensar en algo, pero quiero volver a Chichen Itzá, seguramente”, concluyó.
Brightman aseguró que el Estado se le había acercado anteriormente para que participara en un concierto como el de hoy, incluso antes de la controvertida presentación de Luciano Pavarotti en 1997, cuando diversas organizaciones firmaron una carta en contra del concierto del tenor italiano, incluido trabajadores e investigadores del INAH; así como la del tenor Plácido Domingo el año pasado, por lo que ahora cumple su sueño de ser la primera mujer en cantar junto a la pirámide de Kukulcán.
“Desde hace tiempo me habían invitado, incluso antes de que vinieran Pavarotti y Plácido, y para mí es un sueño que cumplí, ya que también canté frente a la pirámide y fui la primera mujer en cantar en Chichén Itzá”, concluyó la artista, quien recibió la bienvenida de la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega.
