El gas que extrae Rusia de las entrañas de Siberia se convirtió hoy en una de las armas más poderosas y peligrosas de la política exterior de Moscú, cuando el primer ministro, Vladimir Putin, ordenó cerrar el grifo que alimenta los gaseoductos que llevan el combustible a Europa, en un intento para castigar a su vecina Ucrania.
La medida que afectó a una docena de países en Europa Central enfureció a la Unión Europea (UE), causó temor en la población germana y obligó a varios gobiernos a adoptar medidas extraordinarias para impedir que los habitantes sucumban ante la ola de frío polar que azota estos días a gran parte del continente.
“Es una medida completamente inaceptable y la presidencia checa de la UE y la Comisión Europea exigen que se restablezca de inmediato el suministro de gas a Europa”, señalaba un comunicado oficial de las dos entidades europeas destinado a condenar la medida, que dejó prácticamente sin gas a Rumania, Bulgaria, Grecia, Macedonia, Croacia, Turquía, la República Checa, Hungría y Eslovaquia y que afectó también a Italia, Alemania y Austria.
La medida cobra una importancia casi vital a causa de la ola polar que afecta a una vasta región europea donde la temperatura suele descender por las noches por debajo de los 20 grados Celsius. En Bulgaria, por ejemplo, que depende totalmente del gas ruso, las ciudades de Vrasna y Dolbich se quedaron sin calefacción.
La guerra del gas que enfrenta desde hace casi una semana a Rusia y Ucrania volvió a despertar el miedo entre la población alemana. Según una encuesta realizada por la edición electrónica del periódico die Welt, casi un 60% de los encuestados admitió tener miedo, ante la posibilidad de no contar con suficiente gas para poder calentar sus viviendas.
La tensa situación que vive el país convenció al jefe de la mayor empresa importadora de gas ruso, E.ON Ruhrgas, Bernhard Reutersberg, para enviar un mensaje de tranquilidad al país. “Nadie pasará frío y esto es válido para las próximas semanas y meses”, dijo el ejecutivo, al recordar que el consorcio tiene reservas suficientes que le permiten surtir de gas a las viviendas y a la industria durante todo el invierno.
Parte del gas ruso que llega a Alemania fluye a través de gaseoductos que cruzan Bielorusia, pero el país también tiene convenios con otros países exportadores como Noruega. Holanda y Dinamarca, que están preparados para aumentar sus envíos de gas en caso de necesidad.
En total, la primera potencia económica de Europa cuenta con reservas oficiales que representan el cuarto del consumo total de 2007, la mayor reserva de gas de toda Europa.
Aun así, existe preocupación en Alemania ante la posibilidad de que la guerra del gas que libran Ucrania y Rusia se alargue más de lo debido y que la ola de frío polar que azota al país desde hace tres días persista. “Nuestras posibilidades llegarán a un límite si estos recortes drásticos de las importaciones se prolongan y las temperaturas siguen tan bajas”, admitió el alto ejecutivo de E.ON. Ruhrgas.
Ucrania y Rusia libran una disputa sobre precios y pagos adeudados, y Rusia cortó el suministro a Ucrania el 1 de enero pero prometió abastecer a sus otros clientes europeos.