La corrupción de los políticos, el impacto de las sectas, los conflictos étnicos y el abuso a los derechos humanos en Africa han sido el centro de una cumbre dedicada a ese continente en El Vaticano.
La asamblea general del Sínodo de los Obispos cumplió este miércoles su tercer día de trabajo y las intervenciones de algunos de los prelados participantes delinearon un panorama de contrastes para esa región del mundo.
Emmanuel Wamala, arzobispo emérito de Kampala (Uganda), aseguró que existe una 'política sin Dios' en muchos países africanos y un estilo de gobierno que alimenta los conflictos.
'Nuestros líderes favorecen la división para proteger su reinado. En algunos lugares el partido en el poder tiende a considerarse el Estado mismo. Gobiernos sin principios sólidos son una de las causas de las guerras', dijo.
Con esa evaluación coincidió Simon Ntamwana, arzobispo de Gitega en Burundi y presidente de la Asociación de Conferencias Episcopales del Africa Central, quien describió las dificultades de sus compatriotas.
Relató que las familias se encuentran empobrecidas, algunas de ellas no tienen casas donde habitar, ni tierras que cultivar para sobrevivir, ni medios para educar a los hijos o dinero para pagar los cuidados médicos.
A estas carencias se agregan fenómenos como la violencia contra la mujer, el reclutamiento de niños en grupos armados, apuntó.
Acusó a la clase política dirigente de servirse de los conflictos étnicos para conquistar el poder y mantenerlo.
'Ellos consideran su función únicamente como una fuente de enriquecimiento personal o de sus familias y amigos, haciendo así triunfar el clientelismo y el tribalismo, comprometiendo gravemente la paz social', ponderó.
'Porque las poblaciones son pobres se han convertido en vulnerables. Personas ricas las manipulan a placer y utilizan las separaciones étnicas para dividir a la gente con el objetivo de seguir enriqueciéndose a costa de los conflictos', añadió.
Asimismo el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, lamentó la 'agresividad' y el 'bajo nivel teológico' de los cristianos neopentecostales.
Con ellos, consideró, es imposible establecer un diálogo ecuménico y su amplia difusión en el continente la calificó como un 'reto urgente' que debe ser enfrentado 'con una actitud de autocrítica'.
'De hecho no basta decir que existe algo errado en ellos sino preguntarse qué está mal o qué falta en la labor pastoral católica', acotó.