El Siglo de Durango
Poanas, Dgo.
Un mumeroso grupo de sicarios desarmó a ocho policías encargados de la vigilancia en la escuela primaria de la Villita de San Atenógenes, Poanas.
Los preventivos no tuvieron otra alternativa más que entregar dos pistolas y una metralleta, pues los delincuentes portaban armas de alto poder.
Todo parecía tranquilidad en esta localidad ubicada como a tres kilómetros de Villa Unión (cabecera municipal); eran las siete de la mañana del miércoles; los padres de familia llevan a sus hijos a la escuela, cuando de pronto varios vehículos de modelo reciente hicieron acto de presencia en una de las calles donde se encontraron con los preventivos.
Con armas en mano, los sicarios exigieron a los policías bajar de las patrullas, para luego pedirles obediencia a sus exigencias o en caso contrario amenazaron con dispararles.
El encuentro fue sorpresivo para los preventivos, por lo que se sometieron a las peticiones de los miembros del crimen organizado, quienes también en número los superaban.
Durante este suceso bloquearon la calle de acceso a la escuela por un momento; una vez que se hicieron de armas y parque los hampones se retiraron del lugar sin causar daños físicos, solamente la psicosis que sembraron en el lugar, luego de que la gente se enteró de su presencia.
RETIRADA
La Policía mantuvo hermetismo, ante el temor por las amenazas de muerte por si daban informe de este hecho.
Sin embargo, esta Redacción recibió varias llamadas telefónicas de gente de ese lugar que presenció los hechos, además de exigir la presencia permanente del Ejército, pues la Policía no está preparada para hacer frente a miembros del crimen organizado.
DESPROTEGIDOS
Uno de los testigos expresó: “con esas armas nunca van a combatir o hacer frente a los sicarios que cargan ‘cuernos de chivo’ y R-15, así como granadas y bazucas, además de chalecos antibalas, equipo que las autoridades aún no adquieren”.
La Policía de Poanas cuenta con 40 agentes divididos en dos turnos de 20, suficientes para hacer su labor preventiva, pero nunca para enfrentar al crimen organizado; prueba de ello es que casi el 50 por ciento de los uniformados en turno prefirió entregar sus armas y salvar la vida.
Poco después hicieron presencia elementos del Ejército, quienes patrullaban todavía hasta ayer.
Generan psicosis en la Villita de San Atenógenes, a tres kilómetros de la cabecera municipal.
