Parece que esto no tiene salida. La crisis en su momento más profundo; nadie tiene chamba, todos debemos, no hay ventas ni trabajo.
Ahora, en el Centro y Sur del país, y aunque en el Norte más acostumbrados a ello, ahora está la sequía como nunca, y hay serios problemas en el sector agropecuario nacional.
Todo esto al final puede ser llevadero, apretarse el cinturón ya es una costumbre que los mexicanos viven de vez en vez. La última de esa magnitud fue en la crisis de diciembre de 1994 y que se sufrió a tope durante 1996.
A lo que no se puede uno acostumbrar es a la violencia. Apenas el martes pasado la organización México Unido Contra la Delincuencia presentaba los resultados de la encuesta realizada por Mitofsky y los datos son de sí desalentadores: el 55% de la población en México tiene mucho temor a ser secuestrado; el 20% tiene algo de temor; esto significa que el 75% de la población le pasa por la cabeza que puede ser raptado. ¡Qué espeluznante! Más aún, el 59% dice temer de ser asaltado a mano armada, esto es dos terceras partes de la población.
Los resultados también señalan que este año existe una percepción de que México es más inseguro que el año pasado, aunque el miedo al secuestro bajó en total dos puntos, en la clase media y alta el miedo se incrementó cinco. Cae también la disponibilidad de la población a denunciar un delito, en 2008 era de 59% y este año es de 54%. Además, el año pasado el 18% dijo que algún familiar o amigo cercano había sido víctima de un delito, hoy la cifra es del 24%.
Son números muy alarmantes, y parece que no se le hace caso, porque la cosas siguen sucediendo, ayer a las 8 de mañana, en Chilpancingo, Guerrero, fue ultimado saliendo de su casa Armando Chavarría, diputado local y presidente del Congreso del Estado de Guerrero. Un caso más.
Las cosas en esta materia están terribles por todas partes, y aquí también hace aire, especialmente en Gómez Palacio, y en Durango en particular. La riña brutal de hace una semana en el penal gomezpalatino, con saldo de 20 muertos, más 15 asesinatos más en lo que ha transcurrido el año, hace de esa prisión una verdadera antesala de muerte.
Pero más aún, La Laguna, que como en todo México ha sufrido la descomposición absoluta de su paz y seguridad, al menos, con la llegada de 2,600 efectivos del Ejército, y la presencia de 900 elementos de la Policía Federal, han traído una aparente calma, que ciertamente. En cambio, las ejecuciones continúan en la Comarca Lagunera de Durango, lo del Cereso fue el hecho de mayor trascendencia, pero es una realidad que de aquel lado del Nazas, se tiene que andar doblemente con cuidado, porque la respuesta del Gobierno local allá es cero.
Lo peor de todo esto es el cinismo. Cuando sucedió la masacre del penal, las autoridades estatales no pudieron más que decir que la causa fue por los presos del orden federal que ahí estaban encerrados, y que en repetidas ocasiones habían hecho la petición de que fueran trasladados a otra parte. Por supuesto el gobernador Hernández Deras curiosamente no estuvo disponible por varios días para informar qué había sucedido en la cárcel que su Administración tiene que llevar. Casos como éstos se ven muy a menudo en Gómez Palacio, y la ineptitud gubernamental es cosa común.
Surgen también informaciones que el ayuntamiento de Gómez Palacio tiene un sobre gasto de 300 millones del año pasado, y el alcalde sustituto, Mario Calderón sale a justificar diciendo que pronto se aclarará todo: persiste el cinismo. Ayer la sesión de cabildo duró sólo 5 minutos, no hubo tema qué tratar, el colmo de la indolencia, cuando Gómez es un desastre, no hay derecho.