LO QUE LO PRONTO Mirando A Fondo / I.- Ya Se Esperaba Que de un momento a otro brincaría la liebre en el trágico-cómico asunto del rescate del Centro Histórico de nuestra ciudad en su capítulo de vendedores ambulantes.
EN LA HISTORIA Del comercio en la vía pública que es un fenómeno a nivel mundial, nunca se había tratado de resolver con una medida tan disparatada, más incongruente y falta de la más elemental razón o sentido común, como lo trató de resolver nuestro alcalde José Ángel Pérez, construyéndoles módulos en la vía pública de cemento, acero y tubos muy bien clavados al piso para que jamás por todos los tiempos y mientras esta ciudad perviva, puedan ser reubicados.
NO ES MI INTENCIÓN Juzgar este tipo de trabajo que en última instancia es el último recurso a que puede acudir un padre de familia para sobrevivir. No es tampoco nuestra intención juzgar si el comercio en la vía pública es bueno o malo o que puede deteriorar el urbanismo de una ciudad.
MI OPINIÓN Sobre este asunto se apunta a la forma y manera de cómo lo resolvió Pérez Hernández, pues no es posible que para resolver un problema se haga otro más grande y más conflictivo.
Varios aspirantes a usuarios de los "módulos callejeros" no podrán ocuparlos, pues resulta que los comerciantes callejeros son más. Quizá son hasta 300 ambulantes o aspirantes a ambulantes los que en muy poco tiempo se instalarán precisamente en los espacios que dejaron los reubicados en los "módulos", si no, al tiempo.
SOBRE ESTE PUNTO Me permito opinar por propia experiencia. Cuando yo vivía en Coyoacán en la Ciudad de México, a una cuadra de la Plaza y del Jardín de Coyoacán, se quejaban los vecinos del Barrio de Santa Catarina del desorden del ambulantaje en aquellas dos bellísimas plazas. Después de una serie de negociaciones largas y ríspidas en las cuales intervine, se logró negociar con los vendedores, que ocuparían los fines de semana un estacionamiento, propiedad de un banco, en donde se haría su "tianguis" sobre la calle Tres Cruces para funcionar frente a las plazas de Coyoacán.
NO HABÍAN PASADO Dos semanas de que los vendedores reubicados abandonaran las plazas, para que éstas fueran nuevamente invadidas por otros ambulantes y que a la fecha, después de 20 años, no ha sido posible reubicarlos. En un momento la delegada en Coyoacán, arquitecta Castillo, hija del ingeniero Heberto Castillo, compró en muchos millones de pesos, una casa frente la plaza con zona peatonal y en la que invirtió otros tantos millones para adecuarla, con el fin de hacer ahí el "tianguis". Tampoco esto resultó. Los vendedores en las plazas se negaron a ocuparlo. Ahí siguen hasta la fecha.
PERO LO QUE NUNCA Se le pudo ocurrir a ningún delegado o alcalde del mundo, fue construir "módulos" sobre las plazas o vías públicas, para que los ambulantes, a los que se trataba precisamente de reubicar, se queden de nuevo en donde estaban, en las calles, pero ahora instalados a plenitud en unas horrorosas construcciones bien fijadas al suelo en los mismos espacios que antes ocupaban, pero ahora para quedarse para siempre, por toda la eternidad y hasta el fin de los tiempos.
EL MERCADO Que el alcalde quiere hacer por el rumbo de la Alianza por la Antigua Harinera, tampoco le servirá para resolver el asunto del comercio callejero. Este es un fenómeno de nuestros tiempos que se origina por la miseria de nuestro pueblo, la falta de educación, empleo y de oportunidades.
FINALMENTE EL LLAMADO Rescate del Centro Histórico de la ciudad que operó el alcalde José Ángel Pérez, resultó un verdadero fracaso en el capítulo "ambulantes" y lo peor de todo esto, es que la vendimia en las calles se verá incrementada con nuevos ambulantes.
Respecta al rescate del resto del llamado Centro Histórico, esto ya no se dio en la actual Administración panista. A cien años nuestro Centro o Plaza de Armas está peor que hace cincuenta años. Rodeado en sus lados Oriente y Poniente por destartalados edificios y corralones abandonados, tiene muy poco o quizá ningún futuro. Por lo pronto la sinrazón triunfó y un problema que pudo haberse resuelto con talento, negociaciones e imaginación, resultó peor que el mismo problema que se trataba de resolver. La verdad es que salió más caro el caldo que las albóndigas.
VENTANILLA DE QUEJAS: "La inseguridad corre a los mariachis del Poniente de la ciudad." ¿Para qué se quiebran la cabeza los señores músicos? Pidan al alcalde que les construya otros módulos, pero sobre las banquetas de la Presidencia municipal en el Centro Histórico. Estén ciertos de que se los construirá. ¿Si a los otros sí, por qué a ustedes no? Comentarios: