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Desastrófilos

Julio Faesler

¿Qué puede decirse cuando uno de los cinco hombres más adinerados de la Tierra desaprovecha la oportunidad para dejar un mensaje de optimismo que de seguro le atraería ventajas, pero que por el contrario, emite una evaluación desalentadora y aún crítica de las medidas que el Gobierno de su país está poniendo en práctica para estimular la economía y contrarrestar la crisis que a todos sin excepción daña al parejo?

Las expresiones de Carlos Slim en el foro organizado por el Senado de la República, "México ante la Crisis

Algunos comentaristas buscan disculpar al ingeniero Slim interpretando sus palabras del pasado lunes, como alusivas a la actual debacle norteamericana. Su enfoque central fue, sin embargo, inequívocamente orientada a México; sus reconvenciones y recomendaciones fueron para nuestro Gobierno, no el de los EUA.

Otros reaccionaron a esas expresiones aludiendo que el dueño del gran monopolio Telmex usó el foro para zaherir al Gobierno donde sabía que más le duele en estos momentos desacreditando su empeño y actitud positiva con que responde a los agudos problemas económicos actuales de recesión, desempleo, baja de actividad productiva y exportaciones e ingresos petroleros. Pronosticar tiempos mucho peores que los actuales es precisamente lo que no se necesita cuando Felipe Calderón está dedicando inmensos esfuerzos, energías y capacidad de persuasión para animar a la comunidad nacional e internacional a ver el futuro con actitud valiente y constructiva.

Sorprende, de primera intención, que el único partido que expresó su acuerdo con el tono de la ponencia de Slim fue el PRD. Nada nuevo, sin embargo, pues si hacemos memoria, nos vienen las imágenes de un Carlos Slim acompañando y favoreciendo la campaña presidencial de AMLO, quien ahora publicita spots de radio que dicen "Estaríamos mejor con López Obrador". No es malo tener preferencias partidarias, si éste es el caso. Lo lamentable es llegar a identificarse con posiciones del PRD que son por definición y estrategia electoral necesariamente negativas y críticas hacia el Gobierno panista, insistiendo en un cambio de sistema.. La incongruencia es patente ya que nuestro magnate ha usado y abusado, utendi et abutendi, diríase en Derecho Romano, del sistema capitalista empresarial a extremos inimaginables.

Es ocioso pretender penetrar en la motivación de nuestro millonario al presentarse ante los legisladores. El Grupo Carso que Slim encabeza es uno de los conglomerados más importantes de América Latina; controla empresas comerciales, industriales, de infraestructura, constructoras, automotrices y mineras. Sabemos que los apoyos que desde hace tiempo ha encauzado a través de las Fundaciones Soumaya y Telmex, atendiendo temas sociales prioritarios en educación donde se ofrecen miles de becas, en el sector justicia cubriendo fianzas para rescatar primodelincuentes, centros de salud, trasplantes de órganos, instituciones académicas y científicas para el desarrollo de talentos y capacitación de juventud. Su acción cultural es también destacada. Fuera de México el ingeniero Slim ha unido fuerzas y fondos con los de Bill Gates y de Warren Buffet, pares suyos en dimensión de fortunas para atender carencias mundiales.

La pregunta puntual del Foro que era, ¿Qué hacer para Crecer?, pedía una respuesta también puntual por parte del invitado Slim de quien podía esperarse el anuncio de acciones adicionales suyas para reforzar los esfuerzos que el Gobierno y particulares ya realizan para atajar la más tremenda crisis de la posguerra.

Es en momentos como los actuales en que cientos de miles, si no de millones, de mexicanos sin ocupación productiva enfrentándose a sus propias panoramas yermos, sordos y secos, cuando los que tienen en sobrada abundancia deben redoblar su sentido de solidaridad social.

Slim dejó pasar la oportunidad que le hubiese ganado reconocimiento general. Optó, por razones muy suyas, centrarse en la repetición de sombrías descripciones ya bien conocidas adosadas con desoladoras profecías del derrumbe que nos espera y acaba en llanto si el Gobierno no corrige algunas políticas que, a su ver, tienen que abandonarse.

La precisa pregunta del foro también vale para otros poderosos millonarios mexicanos, que a lo largo de tantos años se han beneficiado de la largueza, tolerancia y laxitud de las estructuras administrativas, fiscales y judiciales.

Slim tomó la palabra en el Senado y la opinión pública estaba atenta. El campeón del capitalismo bursátil, se negó a sí mismo. El anticlímax se produjo al pronunciarse destrófilo, proyectándose como el quejoso que, irónicamente es el que menos podía o debía quejarse.

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