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Desencanto a la vista

Actitudes

JOSÉ SANTIAGO HEALY

WASHINGTON, D.C. La primera impresión que recibimos al llegar a esta imponente ciudad es un desánimo casi generalizado.

Han pasado nueve meses desde que el presidente Barack Obama asumió el poder y no han llegado los cambios que todos esperaban.

La economía no ha mejorado, las guerras en Irak y en Afganistán registraron una semana muy roja, las reformas legislativas siguen atoradas en el Congreso al tiempo que la popularidad de Obama alcanzó su más bajo nivel de 2009.

Los políticos y diplomáticos que abundan en la capital norteamericana, tratan a toda costa de encontrar una explicación a las demoras del Gobierno de Obama como queriendo detener el cerco al menos por lo que resta del ano.

Asistimos esta semana al encuentro de medios de comunicación en español, organizado por la Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas -NAHP por sus siglas en inglés-, en donde son tres los temas que dominaron la agenda.

Destaca en primer lugar la reforma al sistema de salud ante las intensas negociaciones que se realizan al interior del Capitolio para lograr el ansiado consenso.

El líder de la mayoría demócrata, el senador Harry Reid, lanzó de nuevo la propuesta de incluir en la reforma un plan de seguro médico que permita a todas las familias norteamericanas contar con tal beneficio a un costo accesible.

Las reacciones en contra por parte de las aseguradoras, la industria hospitalaria y los republicanos no se hicieron esperar. Denunciaron que con esta medida el sistema de salud quedaría a cargo del Gobierno y que implicaría crear nuevos impuestos en perjuicio de la clase media y baja que ha sufrido la peor parte en esta crisis.

Las mayoría de los analistas da por hecho que se aprobará una nueva Ley de salud, pero nadie dice cuándo ni cómo, lo que mantiene a los interesados en el filo de la butaca.

El segundo tema en la agenda fue la reforma migratoria cuya iniciativa se mantiene en algún frío congelador del Capitolio y que nadie de los actores parece preocupado en retomar.

Lo menos que dicen los expertos es que la llamada reforma migratoria comprensiva será presentada, discutida y aprobada en 2010, luego que salga adelante la nueva Ley de salud así como la reforma energética que ha retomado fuerza en las últimas semanas ante la nueva alza en los precios del petróleo y sus derivados como la gasolina.

Pero no existe una propuesta firme, vaya, ni siquiera un borrador para ser discutido. La Dream Act que propone legalizar el estatus migratorio de los jóvenes estudiantes que carecen de papeles, tampoco se ha sometido al debate lo que evidencia muy malas noticia para los doce millones de indocumentados que viven en este país.

El tercer tema en la agenda fue la construcción de un museo en Washington dedicado a la cultura latina y a mostrar la contribución de la población de habla hispana a los Estados Unidos.

Aunque la propuesta está aprobada por el Congreso desde hace dos años, todavía no se define en dónde se levantará el inmueble ni los detalles de tan importante proyecto que encabeza el secretario del Interior, Ken Salazar.

El funcionario, quien es hijo de mexicanos que emigraron a Norteamérica en los años cuarenta del siglo pasado, dijo que este museo servirá para resarcir en parte los abusos y agresiones que ha recibido la población hispana a lo largo de muchas décadas.

Lo cierto es que también esta iniciativa muestra la indecisión que ha caracterizado al Gobierno de Barack Obama durante sus nueves meses de gestión en temas cruciales y polémicos.

Ha habido mucho ruido, pero pocas nueces como dicen en el pueblo, y lo más preocupante es que los grupos que creyeron y apoyaron efusivamente al abogado de Chicago están muy cerca de llegar al desencanto y por lo mismo a la desesperación.

Obama necesita dar en las próximas semanas un golpe en seco para cumplirle a sus electores por lo menos una de sus promesas de campaña.

Puede ser la aprobación de la reforma de salud, la migratoria o bien anunciar el cese de hostilidades en Irak o Afganistán. Algo tiene que suceder y pronto en la oficina principal de la Casa Blanca para evitar la desilusión hacia un Gobierno que prometió todo y que poco o nada ha logrado cumplir, al menos hasta el momento.

El desencuentro entre la cadena televisiva Fox y la Casa Blanca sigue sin resolverse. A raíz de las críticas del comentarista Glenn Beck en contra del presidente Obama, las puertas de la mansión presidencial fueron prácticamente cerradas al medio electrónico bajo el argumento de que sus representantes no ejercen un periodismo serio e imparcial. Es la primera vez que la Administración Obama toma este tipo de medidas que han recibido un mar de cuestionamientos.

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