NUEVA YORK.- "Al igual que el padre de nuestro actual Presidente, mis padres también llegaron de una tierra lejana. Mi madre tenía pocos meses de embarazo cuando llegaron a Estados Unidos y, desde pequeño, mi padre me repetía todo el tiempo que los estadounidenses podemos lograrlo todo."
Su nombre verdadero y legal es Piyush Jindal, pero para entrar a la política estadounidense decidió autonombrarse Bobby y abandonar el hinduismo para convertirse al catolicismo. Es de piel oscura, tiene un suave acento sureño y, al igual que Obama, celebra su diversidad étnica y sus orígenes globales.
Apenas esta semana, Jindal acaba de desaprovechar su primera gran oportunidad para dar un paso rumbo al firmamento político. Jindal fue el encargado de contestar el primer discurso del Estado de la Unión del Presidente Obama, oportunidad que cada año se pelean quienes están en la Oposición y desean ganar notoriedad nacional.
Durante la pasada elección presidencial, mucho se especuló sobre si McCain lo escogería como su vicepresidente, pero, la historia ya es conocida: al final la elección fue Sarah Palin. Sin embargo, Bobby esperó su momento, apoyó a sus candidatos y siguió gobernando su estado.
En su discurso, de poco más de 12 minutos, Jindal fue políticamente correcto. Inició su réplica alabando al nuevo presidente, elogiando el histórico logro de Obama y pidiendo la unidad de todos los estadounidenses. Sin embargo, una vez cumplido el protocolo, Jindal se convirtió en el nuevo perro de ataque de su partido, al dejar en claro cuáles son las diferencias entre republicanos y demócratas.
Diferencias que han sido acentuadas desde la era Reagan, en particular en torno a cuál debe ser el papel del Estado en la economía. Mientras Obama propone un Estado interventor para corregir las severas deficiencias del mercado, Jindal reclama menos Estado y más mercado. Mientras el demócrata anuncia aumentos en los impuestos de los más privilegiados para proteger a los menos privilegiados, el republicano demanda, defiende, el status quo y denuncia que más impuestos no es la solución, sino menos. Mientras el nuevo presidente reclama una era de responsabilidad que va del individo a la comunidad, el gobernador republicano le contesta que la respuesta a los problemas de la comunidad está en el individuo.
Jindal había levantado mucho las expectativas sobre su respuesta al discurso de Obama. Sin embargo, el gobernador no estuvo a la altura. No es un mal orador, pero está a kilómetros de distancia de la elocuencia de Obama y no le ayudó el hecho de estar leyendo del telepronter. Su respuesta fue calificada como poco inspiradora y hasta infantil por medios conservadores.
Poco a poco los republicanos trabajan para dejar atrás la era Bush y tratar de entrar a la competencia electoral en la era Obama. Apenas en enero pasado, Michael Steele fue nombrado como el primer afroamericano en dirigir al Partido Republicano y la elección de Jindal evidencia que los republicanos no bajarán la guardia en cortejar a los votantes de las minorías raciales.
Sin embargo, lo que los republicanos no parecen haber entendido aún de la lección que les dio Sarah Palin es que no basta con nominar a candidatos minoritarios per se. Los mensajeros son importantes, pero el mensaje es fundamental. Usar a personajes minoritarios como Jindal sin la preparación adecuada conlleva el riesgo de caer en lo que se conoce como tokenism o simulación.
Los republicanos necesitan encontrar aún a quien pueda convertirse en un serio y efectivo articulador de sus propuestas. Por ahora, Jindal perdió una oportunidad de oro, pero los republicanos nunca se han caracterizado por quedarse con las manos cruzadas. La búsqueda del Obama republicano continúa...