Varias personas cargan las urnas que contienen las cenizas de las nueve víctimas de la familia Ortega en la iglesia católica del Santo Nombre de María en San Dimas, California.
Realizan el funeral de las nueve víctimas de origen lagunero tres semanas después del crimen en Covina, California.
Con fotos de recuerdo y urnas para sus cenizas fueron despedidos ayer los nueve miembros de la familia Ortega-Sotomayor, de origen lagunero, que fueron asesinados por un pariente político disfrazado de Santa Claus el 24 de diciembre.
El funeral se realizó tres semanas después del crimen que horrorizó a Estados Unidos, pues los cuerpos tardaron en ser identificados debido a las quemaduras. El asesino, Bruce Pardo, ex esposo de una de las víctimas, llegó a casa de José y Alicia Ortega en el suburbio de Covina, y disparó contra los asistentes a la cena de Navidad antes de prenderle fuego a la casa.
Las víctimas fueron José Ortega, cuyos padres eran originarios de Torreón, su esposa Alicia Sotomayor, nacida en esta ciudad, así como dos hijas, dos hijos, las esposas de éstos y uno de los nietos. Pardo fue encontrado muerto después en casa de su hermano, con un disparo en la cabeza.
Varios familiares de Torreón habían viajado a Los Ángeles para estar con los miembros sobrevivientes de la familia, con quienes tenían contacto regular. Se supo que algunos estuvieron presentes en el funeral que se realizó en la iglesia del Santo Nombre de María de la comunidad de San Dimas, California, y fue oficiada por el cardenal Roger Mahony, Arzobispo de Los Ángeles.
Cientos de amigos estuvieron presentes en el funeral de la familia que era apreciada en la comunidad de Covina. También estuvieron decenas de alumnos de la preparatoria Ontario, donde estudiaba Michael Ortiz, el nieto de los Ortega que murió.
“La familia Ortega es una de las más apegadas que he conocido”, dijo un amigo de la familia, Eddie Perry, a los congregados en la iglesia. “Siempre eran los que empezaban la diversión”.
Cuando terminó la misa, el templo rompió en aplausos, contó al diario Los Angeles Times Rosa Ordaz, amiga de la familia. “Así eran ellos”, dijo.
Leticia Ortega fue la única sobreviviente de los hijos de José y Alicia. Entre las víctimas estaba Silvia Ortega, la ex esposa de Pardo.
Tras el incendio que consumió la casa de los Ortega los cuerpos quedaron irreconocibles y los médicos forenses tardaron dos semanas en identificarlos, usando placas dentales y otros métodos, según en LA Times.