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Desproporción informativa

las laguneras opinan...

MUSSY UROW

el pasado 18 de enero Israel declaró el cese unilateral de los enfrentamientos que sostenía en contra del grupo terrorista Hamas en la Franja de Gaza.

Durante las tres semanas anteriores, se publicaron y transmitieron en medios de comunicación toda clase de críticas por las acciones del Estado de Israel contra los terroristas de Hamas. Cualquier otro país que hubiera aguantado, no 8 años, como es el caso, sino 8 días de ataques continuos a su población civil, ¿habría recibido el mismo trato? La vara para medir las acciones de Israel siempre está muy alta, no así para las de sus vecinos.

La más frecuente de las acusaciones mediáticas se refirió siempre a la “desproporción” en la respuesta israelí. Aunada a ésta, habría que agregar la de “desproporción informativa”, ya que la avalancha de reacciones condenatorias rara vez consideró, por simple equilibrio objetivo, las motivaciones de la represalia.

Se justifican pues, algunas aclaraciones:

- Lo primero que debe quedar claro es que las acciones de Israel hacia la Franja de Gaza iban dirigidas contra los miembros del grupo terrorista Hamas, escudados dentro de la población civil palestina, de donde habían salido los ataques de casi 3,000 misiles en los últimos ocho años hacia territorio israelí.

- Esta facción fundamentalista se apropió del Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, haciendo a un lado a su presidente Mahmud Abbas, sucesor de Yasser Arafat. Hay que recordar que Arafat, al frente de Al Fatah, inició la búsqueda de un entendimiento político con Israel, lo que permitió la creación de la ANP, como embrión de un Estado palestino. Sin embargo, en junio de 2007 el grupo terrorista Hamas expulsó de Gaza a las milicias de Al Fatah. Esta decisión enfrentó a ambos grupos y rompió la unidad de los palestinos de Gaza y Cisjordania. En una situación de casi guerra civil entre las dos facciones, Hamas puso en riesgo total los acercamientos entre Israel y la ANP, e intensificó el bombardeo a blancos civiles en Israel. Así, mientras la ANP gobierna Cisjordania, Gaza sigue en manos de Hamas.

- La desproporción en el número de víctimas de un lado y otro se debe, simple y sencillamente a que del lado israelí, el Gobierno se ocupa de la seguridad de sus habitantes y no permite que haya una sola casa ni edificio que no cuente con un refugio subterráneo a poca distancia.

Vale la pena aclarar que cuando suena una sirena, avisando que se ha detectado el lanzamiento de un misil desde Gaza, los habitantes de ese lugar –niños, jóvenes, adultos y ancianos- tienen 15 segundos para llegar al refugio. Esta situación ocurría muy frecuentemente en ciudades como Sderot durante los últimos ocho años, y con mayor frecuencia en los últimos tres, desde que Israel se retiró unilateralmente de Gaza. ¿Alguien puede imaginarse lo que significa tener 15 segundos para correr a un refugio?

El conflicto entre Israel y los palestinos es muy complejo y multifactorial; no puede entenderse sólo viendo el momento actual. Algunos medios justifican su parcialidad informativa objetando que sus fuentes deben proceder únicamente de “agencias autorizadas.” Sin embargo hay ciertos aspectos históricos y elementales, al alcance de cualquier lector de diarios, (ya no se diga un medio de comunicación con toda clase de tecnología mediática a su disposición) que resultan clarísimos y no necesitan ser corroborados por CNN, Reuters o El Universal. Uno de ellos apareció publicado precisamente en estas páginas, en el espacio dominical LOS DÍAS, LOS HOMBRES, LAS IDEAS por el conocido escritor lagunero Francisco Amparán (“Nacimiento del conflicto árabe-israelí”, noviembre 25/07) un artículo liberal y bastante ligero, al estilo tan personal de Paco, pero apegado a la historia. Quien lo leyera podría formarse una idea general de los orígenes del problema.

- Los datos de la evacuación de los territorios ocupados en la Franja de Gaza, desde Agosto de 2005, tuvieron difusión en su momento, pero a ningún medio le interesó recordarlos ahora: las autoridades israelíes evacuaron 21 asentamientos, desmantelaron 38 sinagogas y hasta desenterraron a 47 muertos sepultados en el cementerio Gush Katif de Gaza. Este proceso fue parte de la estrategia propuesta por el primer ministro israelí Ehud Olmert, llamado Plan de Tierra por Paz.

La desproporción informativa en Occidente se debe, según la periodista española Pilar Rahola (El País) a que “sobre el conflicto árabe-israelí no se informa, se hace propaganda.” En un llamado a la izquierda europea, Rahola cuestiona: “¿Por qué confunde la defensa de la causa palestina con la justificación del terrorismo palestino?” El filósofo francés André Glucksmann, escribió: “¿Cuál es la proporción justa que hay que respetar para que Israel cuente con unas opiniones favorables? ¿Que el Ejército israelí no utilice su superioridad técnica y se limite a emplear las mismas armas que Hamas, es decir, la guerra de los imprecisos misiles Grad, las piedras, la estrategia de los atentados suicidas a discreción, las bombas humanas y la selección deliberada de las poblaciones civiles como objetivos? (…) A no ser que se trate de equilibrar no sólo los medios militares, sino los fines que se persiguen. Ya que Hamas, en contra de la Autoridad Palestina- se obstina en no reconocer el derecho de existir del Estado judío y sueña con la aniquilación de sus ciudadanos, ¿querríamos que Israel imite ese radicalismo y proceda a una gigantesca limpieza étnica? ¿De verdad queremos que Israel refleje “de forma proporcional” los deseos exterminadores de Hamas?” (publicado en el diario francés Le Monde, enero 6/09.)

Ni siquiera el mundo árabe presentó un frente tan unánime y condenatorio hacia Israel y ello no se debe, como proclaman los medios occidentales, a intereses económicos: Jordania, Egipto y Arabia Saudita han considerado un gravísimo error por parte de Hamas el haber continuado con sus ataques hacia la población israelí, acusándolo de acciones irresponsables y aventureras que han conducido a la tragedia que hoy se vive en Gaza.

Una de las principales causas de la intolerancia y el fanatismo es la manipulación de la ignorancia. Inclinar o distorsionar información es tan doloso como omitirla deliberadamente. Fuentes para obtener información real y objetiva en pleno siglo XXI sobran. Lo que falta es voluntad para informar equitativamente.

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