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Después de la influenza

GENARO LOZANO

NUEVA YORK.- Tal vez se supere la crisis causada por el brote de la influenza en México en seis meses, en un año o en dos, pero por ahora esta crisis obliga al menos a pensar en tres cambios urgentes.

Siempre se había tenido una idea más o menos clara de que el sistema de salud mexicano y la cultura de los ciudadanos mexicanos en torno a la salud son una desgracia. La crisis de la influenza evidenció a nivel internacional claramente lo vulnerable y deficiente que es el sistema de salud mexicano. El reportaje publicado por el periodista Pablo Ordaz en el periódico español El País así lo dejó en claro: tenemos un sistema de salud que actuó como "cómplice del virus."

Como menciona el periodista español, "Mientras que Manuel Camacho Solís, que pertenece a la élite política del país, salvó la vida en un hospital privado pese a haber sido atendido tardíamente y con síntomas severos de la influenza, un niño de 5 años, de una familia de bajos recursos, perdió la vida pese a que su madre lo llevó al hospital inmediatamente después de haber registrado los primeros síntomas. El niño fue enviado de regreso a casa por el doctor de un hospital público y murió unos días después."

De esa forma quedó contestada la pregunta del periodista de la agencia AP que le dio la vuelta al mundo: ¿por qué en México la gente muere y en otros países no? Porque en México el sistema de salud está en crisis, porque los ciudadanos sin recursos, sin seguro médico, sin afiliación al IMSS o al ISSSTE son mal atendidos. Porque en México la distancia entre la clase media y los pobres es abismal, porque en México coexisten varios países, con distinto acceso a la salud, con distintos indicadores económicos, pero desafortunadamente todos coexisten con la misma forma deficiente de hacer política.

La crisis de la influenza debe ser vista como una oportunidad para revolucionar el sistema de salud mexicano. Calderón tiene la obligación de aprovechar este momento para ello y no para politizar esta crisis con fines electorales.

 2.- PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN Una vez pasada la tempestad, el presidente Calderón necesita poner un correctivo final a su equipo de comunicación. Ni en Los Pinos ni en las diferentes secretarías hay un buen equipo de comunicación social, lo que se evidenciaba ya por las pésimas páginas de Internet de las secretarías, por los comunicados de prensa mal redactados y por los discursos sin forma ni fondo de los distintos secretarios y del presidente mismo. Sin embargo, las conferencias de prensa del secretario Córdova fueron un desastre. El nombre del virus se cambió tres veces (gripe porcina, virus H1N1, influenza humana tipo A). La confusión entre "casos probables y casos confirmados."

Las cifras que cambiaban día con día. La falta de una respuesta clara a por qué la gente está muriendo en México por este virus y no en otros países. Por dónde se le vea, el Gobierno no sólo enfrenta una crisis de salud pública, sino una de comunicación. El presidente Calderón debe darse cuenta de que no puede gobernar la segunda mitad de su mandato con sus amigos dirigiendo el equipo de comunicación que tiene ahora. La comunicación es parte fundamental del gobernar, como lo han demostrado las presidencias de Reagan, Clinton,y Obama, en EU, o la de Fox en México.

 3.- REVISIÓN DIPLOMÁTICA

Por más que nos habían dicho que la diplomacia calderonista había reestablecido los puentes con América Latina, la crisis de la influenza demostró que del dicho al hecho hay un enorme trecho. Precisamente Cuba, el país con el que Fox nos enemistó y con el que supuestamente Calderón nos contentó, fue el primero que cerró los aeropuertos a los vuelos mexicanos.

La misma Argentina que nos mandó exiliados políticos durante el siglo 20 y exiliados económicos apenas en el año 2000 es la misma que cerró las puertas a los mexicanos con influenza. Y el EU del que eternamente nos quejamos, el aislacionista, el xenofóbico, el antimexicano fue el que dijo no a cerrar la frontera.

Por ello, conviene sólo hacerse la pregunta si en verdad nuestra diplomacia ha sido efectiva y si conviene seguirle apostando tanto a América Latina y seguir distanciándonos y sin una agenda clara con nuestro vecino del norte.

Politólogo e Internacionalista

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