"Vivimos en una república simulada,
Una república falsa."
Andrés Manuel López Obrador
La campaña no termina ni siquiera en tiempos de veda. El sábado 4 de julio encuentro inserciones políticas pagadas en los periódicos. Una "anuncia" que el gobernador del Estado de México, el priista Enrique Peña Nieto, "supervisa ayuda a colonos de Ixtapaluca por filtraciones del río de la Compañía". Otra señala que el perredista José Luis Guitérrez Cureño, alcalde de Ecatepec, recibió un depósito de 42.5 millones de pesos de recursos públicos a su cuenta personal.
El 5 de julio me levanto temprano. Intento en vano revisar los nombres y trayectorias de los candidatos de mi sección. Las páginas de Internet de partidos y candidatos han sido "bajadas" en la veda electoral. De nada han servido los 23.4 millones de spots políticos para que los electores sepamos quiénes son los candidatos. Hoy se nos pide que votemos a ciegas.
A las nueve de la mañana acudo a mi casilla, correspondiente a la sección 4873 de la delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México. Voto sin problemas por diputado federal, pero al tratar de sufragar por jefe delegacional y diputado local me dicen que no puedo. La "urna electrónica", que el Instituto Electoral del Distrito Federal presume como un gran avance, no funciona y no hay forma de votar en papel. Tengo que regresar siete horas después a terminar mi voto.
Incidentes hay muchos. En Cuajimalpa unos perredistas atacan con palos y machetes (quizá porque, como dice Marianita, la de los anuncios del PRD, el pastel se corta mejor con machetes) a unos panistas a quienes acusan de amedrentar a los votantes. Las acusaciones de presiones, acarreos y compras de votos se multiplican. En el Estado de México la policía estatal del Gobierno priista detiene a simpatizantes del PAN. En Ecatepec se suscita un enfrentamiento violento. Además, 25 personas son ejecutadas en el país -12 en Guerrero-, pero por razones al parecer ajenas la política.
Las encuestas de salida empiezan a adelantar resultados a partir de las seis de la tarde. Los gobiernos de Campeche y Colima quedan fácilmente en manos del PRI. Rodrigo Medina preserva Nuevo León para el tricolor, aunque el PAN gana Monterrey y San Pedro. El PAN sufre una humillante derrota en Querétaro. No hay hasta el momento de concluir este artículo resultados en San Luis Potosí ni en Sonora, donde las contiendas son cerradas.
El Distrito Federal sigue siendo perredista, pero el dividido partido pierde terreno. El PAN conserva Miguel Hidalgo y Benito Juárez. Cuajimalpa tiene un resultado cerrado. No tengo al terminar este artículo resultados o proyecciones sobre la crucial batalla por Iztapalapa, en que el propio López Obrador se enfrenta al PRD.
En la Cámara de Diputados federal, como lo habían previsto las encuestas, el PRI salta del tercer al primer lugar. El PAN pierde el primer lugar y queda en segundo. El PRD cae del segundo al tercero. El Partido Verde se afianza en cuarto. López Obrador logra su propósito de preservar al Partido del Trabajo y Convergencia. Nueva Alianza se salva y el PSD desaparece. Ningún partido consigue la mayoría absoluta.
El gran derrotado de las elecciones es el PAN, ya que pierde la mayoría en la Cámara de Diputados, el Gobierno de Querétaro y quizá el de San Luis Potosí. Fracasa también en el intento por conquistar Nuevo León. El partido que más avanza es el PRI, pero el verdadero triunfador es el abstencionismo, que alcanza al parecer el mayor nivel de la historia.
¿EL RESPONSABLE?
Si las cifras confirman las proyecciones, pronto empezarán a cruzarse acusaciones acerca de quién es el responsable de la gran derrota del PAN. Los dedos señalarán inmediatamente al presidente del partido, Germán Martínez Cázares, pero él fue puesto directamente por el presidente de la república. El abstencionismo, sin embargo, parece ser el mayor factor en la derrota. Se confirma que el PAN tiene mal desempeño en elecciones con poca participación.
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