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Diálogo ciudadano con los tomadores de decisiones (I)

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ G.

La comunicadora de un programa radiofónico local ha expresado constantemente que los momentos actuales que se viven en el país y la región son los del ciudadano; que todas aquellas personas que formamos parte de la llamada sociedad civil o el tercer sector nos preocupemos por los asuntos públicos, que éstos no sólo corresponden a aquellas personas que se desempeñan en funciones gubernamentales como parte de lo que se conoce como sociedad política, insistiendo en que dentro de nuestra cotidianidad nos demos un espacio para informarnos y reflexionar por los eventos que ocurren en nuestro entorno, los cuales también son parte de nuestra vida.

Lo que la comunicadora nos plantea es hacer efectiva nuestra ciudadanía, es decir, que repensemos y replanteemos nuestra relación como individuos con respecto al Estado, en este caso al Estado Mexicano, el ente político desde el cual se toman las decisiones sobre los asuntos públicos, que con nuestra participación ciudadana incidamos en esas decisiones porque, a fin de cuentas, en una democracia esto nos compete en la medida que están dirigidas, ciertamente, a preservar su poder, pero éste depende de que nosotros lo avalemos, o como se dice en el lenguaje de la Ciencia Política, le otorguemos su legitimidad al consultarnos, o simplemente tener nuestro consenso.

Este tema que aparentemente podría parecer intrascendente es la cuestión central de la discusión teórica y práctica en las Ciencias Sociales en la época actual, pero también, como ha insistido con pertinaz sensibilidad la comunicadora de radio, se está convirtiendo en un asunto que preocupa a un número cada vez mayor de personas. Hoy en día los vecinos de un barrio o colonia se inquietan y expresan ante una determinación oficial de instalar una antena de celulares en un predio aledaño a sus viviendas, se agrupan y gestionan ante la oficina de Gobierno oponiéndose y logrando revertir esta decisión que termina convirtiendo ese espacio en una plaza pública.

Ciertamente, no se trata de que las personas hagan valer su ciudadanía en cualesquier asunto o que se opongan por sistema a las decisiones gubernamentales, sino que esa preocupación surja como una actitud propositiva que contribuya a solucionar problemas que las agencias de Gobierno no puedan hacerlo, porque estén limitadas en recursos, medios legales u otro factor, o porque los servidores públicos desconozcan los problemas de sus áreas de Gobierno o porque carezcan de convocatoria con los segmentos o grupos sociales involucrados, o en el peor de los casos, que enfrenten conflictos de interés ante los actores que reclaman esas soluciones que les aquejan.

El ejercicio de la ciudadanía no implica, por tanto, un continuo conflicto entre los ciudadanos y sus gobernantes, sino una sinergia en la cual los primeros ejercen los derechos civiles que signifiquen asumir su corresponsabilidad ciudadana, y los servidores públicos que asuman la responsabilidad que se les ha delegado por los ciudadanos y que además la ejercen con los recursos que éstos aportan para ese fin. El problema para que esto suceda no sólo reside en que tanto unos como otros posean valores que soporten una cultura ciudadana, sino que también existan los medios adecuados para que ocurra un diálogo entre ellos, un diálogo ciudadano con los tomadores de decisiones.

Durante los últimos años, en la Comarca Lagunera se vienen realizando varios esfuerzos de esta índole, entre los cuales destacan aquellos que surgen de la preocupación por los problemas socioambientales que nos afectan. Residir en una región que constituye un ejemplo del deterioro de los recursos naturales ha despertado inquietudes en diversas personas en lo individual, en círculos y grupos ciudadanos, por participar en la búsqueda de soluciones en la medida que lo que está en juego son bienes comunes de los cuales depende el desarrollo de nuestra región, ciudad, colonia o comunidad, de nuestra vida y las familias a las que pertenecemos; está en juego el aire que respiramos, el agua que tomamos, los ecosistemas y la biodiversidad que nos prestan servicios ambientales, aquellos recursos que forman el ambiente en que vivimos. Sobre estos esfuerzos hablaremos en la siguiente colaboración.

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