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Diatriba del Adormecido

Relatos de andar y ver

ERNESTO RAMOS COBO

La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres, con el pretexto de proteger a los unos de los otros. Arte, pretexto, obtención, protección: la anónima cita se viste de espejo. Basta identificar a las palabras, los actos, los propósitos, la pompa y el discurso; el festejo ante el carro completo y la barbaridad cavernaria con la que se busca el voto; la clase política que en su lodo se regodea; su voz engolada.

Los pueblos tienen los políticos que se merecen. Una cita que incomoda verla aplicada en ojo propio. Sincera bofetada a la no participación ciudadana. Al quedarnos en silencio. Al hacernos a un lado. A ese cotidiano permitir que la invasión de ilegalidad y trampa se asuma con familiaridad. Incomodidad que proviene de nuestra propia apatía, la cual precisa romperse, aunque sea fruto de la desilusión perenne, aunque parezca que los actos no llegan a ningún lado.

Mientras tanto, esa herramienta política implacable -el pragmatismo a ultranza, mostró sus cuchillos el domingo pasado. Los hilos -desde las alturas, favorecieron las candidaturas de ciertos elegidos. Recursos públicos utilizados con propósitos electorales particulares. Liderazgos comprados y cacicazgos crecientes ante el agua revuelta. Ignorancia y pobreza tierra fértil para cosecha de boletas cruzadas. Retrato de estiércoles. País a la deriva y clase política ausente, insensible, con sus artes cavernarias; con la avidez habitual de quien busca sólo el beneficio propio: poder, dinero, preservar sus carcajadas elotescas, colocar a sus pequeños cachorros para que ellos le sigan por los siglos de los siglos. Amén.

Positiva en sí misma es la fotografía de los equilibrios y contrapesos que tendremos hacia 2012. Siempre y cuando una condición se cumpla: Gobierno y Oposición consensúen sus posturas buscando el bienestar colectivo, la gobernabilidad, la transparencia y rendición de cuentas. Distinguiendo entre los tiempos de lucha electoral y trabajar de la mano. Y no teniendo como fin último minar la acción del contrario para arrebatarle la elección siguiente. Reconociendo que la prioridad ahora es el país. Y que la dimensión y alcance de las permanentes rencillas políticas es apenas migaja, comparada con el costo de la oportunidad que se pierde.

Por ello impera romper las dinámicas anacrónicas y feudales. Aplicar la ley. Permitir que participe cualquiera. Quitares el monopolio a los partidos y esas sumas que reciben y que insultan. Romper sindicatos anquilosados, inservibles, corruptos, con su bolso Gucci relleno de votos. Destruir simulaciones. Erradicar esta mal llamada democracia disfrazada de sobre regulación electoral. Impulsar la participación ciudadana, abrir la boca y merecer mejores políticos. Romper una situación ya insostenible después de tantos años de ordeña.

Reconforta por lo menos tener libertad de escribir estas líneas, y poder plasmar una diatriba de lo que ahora acontece. Aunque los gritos no lleguen a ningún lado. Aunque bien analizada -como decía Napoleón- la libertad política sólo sea una fábula imaginada por los gobiernos para adormecer a sus gobernados. Lo cual también incomoda sobremanera verlo aplicado en ojo propio.

Ramoscobo@hotmail.com

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