Sonia Castillo, Irma Rangel, Romary Rifka y Madaí Pérez tienen en común el disfrutar del deporte y saber cómo combinar su pasión con el ser madre y esposa. (Fotografías de Jesús Galindo López y Cortesía de Conade)
Sergio Luis Rosas
El Siglo de Torreón/El Universal
Ellas son madres de familia laguneras y deportistas destacadas que alternan con gran éxito ambas actividades, sin descuidar a su familia y cumpliendo con los deberes profesionales.
Sonia Patricia Castillo Villarreal, directora de Silueta Fitness GYM, es instructora de aerobics, pilates, yoga y full fight, reconoció que es un poco difícil alternar esta actividad con la de madre de familia.
"A veces uno quiere tener un ligero descanso durante el día, pero debe sacrificarlo para atender las tareas escolares de los hijos y atender los problemas de ellos", puntualizó Castillo Villarreal, quien es una deportista consumada desde su juventud. Reconoció que es un poco pesado este rol, pero le ayuda a autorrealizarse personalmente y a estar al pendiente de sus hijos, lo cual le ha dado grandes satisfacciones.
ABUELA, MADRE Y ENTRENADORA
La ex seleccionada nacional Irma Rangel Delgado es madre de familia, abuela, entrenadora de los equipos de voleibol femenil de la Universidad Iberoamericana de Torreón y del Instituto Tecnológico de La Laguna, directora del Club Gima Torreón y asesora de voleibol del departamento de deportes de la Unidad Torreón de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Integrante de la Selección Nacional de Voleibol en la década de los años setentas y maestra de educación física, considera que todo es cuestión de organizarse y compaginar el trabajo profesional con las labores del hogar. "Es difícil esta tarea, pero es bonita, ya que no hay tiempo para los malos pensamientos", y aprovecha los viajes con sus equipos a diferentes torneos para relajarse un poco de la rutina diaria, precisó la madre de cuatro hijos y abuela de siete nietos.
TRAE BENEFICIOS SER MADRE EN EL DEPORTE
Para las atletas mexicanas el hecho de haberse embarazado no representa el fin de su carrera deportiva, sino más bien un segundo aire que puede traer muchos beneficios.
La saltadora de altura Romary Rifka, la maratonista Madaí Pérez y la mediofondista Adriana Fernández, recuperaron satisfactoriamente su nivel después de haber tenido hijos.
La maratonista mexicana Pérez tuvo que pasar un periodo de asimilación luego de que tras el embarazo de su hijo Kenjiro en el 2002 fuera despojada de sus becas deportivas.
"Sí te sentías como molesta porque tantos años que le dedicas al deporte y en el momento en que decides algo personal no te apoyan; te molesta pero para mí haberme embarazado era genial y no lo iba a arruinar por ellos. La verdad es que en aquel momento no me interesaba su opinión", dijo la mexicana.
Sin embargo, con la misma determinación que tomó la decisión de continuar con su primer embarazo, la maratonista volvió a los entrenamientos en cuanto su cuerpo se recuperó, de manera tal que para el 2003 hizo su debut en el maratón de Chicago rompiendo el récord mexicano con un tiempo de 2:31'34''. Un año después logró el tiempo para asistir a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 al cronometrar 2:27'08'' en el maratón de Rotterdam, pero desafortunadamente la Federación Mexicana de Atletismo (FMA) cerró el proceso clasificatorio un mes antes y no contó su tiempo en Rotterdam.
En el caso de su compañera, Fernández, quien se embarazó en el 2001, logró una de sus mejores actuaciones dos años después. "Desde que nacieron mis hijos he venido de menos a más. Pensé que perdería forma con mi segundo embarazo, pero afortunadamente no fue así. Incluso pienso que desde el nacimiento de mi segundo hijo soy más fuerte", manifestó.