Todavía recuerdo aquella noche, creo que de finales de 1983, cuando en XHGC veía, con una mezcla de miedo y fascinación, un video donde unos zombies bailaban una hipnótica coreografía al compás de un beat donde la fuerza que transmitía en su voz, el zombie negro que interpretaba la melodía era simplemente alucinante.
Hoy, las imágenes de esos zombies bailarines, se encuentran no en el inconsciente, sino muy conscientes en toda una generación de los que hoy tenemos más de treinta años, que hasta el día de hoy, no hemos encontrado momento más fascinante en la historia de la televisión, y en sí, en la cultura popular, salvo el morbo de Las Torres Gemelas y probablemente la muerte de la Princesa Diana.
La canción tenía por nombre Thriller, y Michael Jackson era su intérprete. De repente se encontraba también en MTV Billie Jean, esa melodía alucinante que Jackson escribió inspirado en una fanática muy problemática con tendencias suicidas, y que al maestro Quince Jones no le convencía, pero que para mí sigue siendo una de las grandes canciones de la historia.
Vinieron sencillos como Beat it y el album Thriller lo veías hasta en la sopa, y todos, y cuando digo todos, es que todos tenían ese disco: los maestros de primaria, los primos, y los compañeros del salón.
En 1988 MJ lo vuelve hacer, sale al mercado el álbum Bad. Scorsese le graba un mítico video de pandilleros para el sencillo del mismo nombre, y la ambición de Michael Jackson le permite realizar ese galimatías visual llamado Moonwalker, donde un alucinante conejo-Jackson imponía el stop motion de plastilina en el conocido Speed Demon, a la vez que combatía gangsters mientras retaba a la gravedad en Smoot Criminal. Pero lo mejor era la canción Leave me Alone, un grito al fastidio que le era su vida.
Ya era 1988 y el guante negro era el más grande icono de una década, los niños hacíamos competencias para sacar los pasos del moonwalker, Michael Jackson era adorado como Dios por multitudes juveniles, llenaba estadios y el gritito de su voz en falsetto era marca registrada.
Hasta en los anuncios de la Pepsi aparecía como un ser mitológico
Llegaron los 90, un nuevo álbum llamado Dangerous nos trae buenos, como olvidables sencillos, la magia parecía irse para ya nunca volver. La música ya no volvió a ser la protagonista, el rey se resquebrajaba ante su vanidad y megalomanía, entre otros demonios, hasta irse convirtiendo en la vida real, tanto físicamente como moralmente, en ese zombie que representaba en Thriller. En estos días se encontraba a punto de retomar su verdadero hogar, el escenario, en donde bajo su auténtica zona de confort demostraba su mayor fuerza, qué lástima que esto ya no pudo ser. Descanse en Paz el "Rey del Pop". Comentarios: luisdemetriomoreno@hotmail.com