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DISFRUTANDO DEL SONIDO PEARL JAM / BACKSPACER

LUIS DEMETRIO MORENO CALVILLO

En el año 2000 Pearl Jam lanzó una maravilla de sexto álbum, Binaural, con lo cual el quinteto de Seattle hasta ese momento quedaba marcado como una banda honesta, que sobrevivió a la caída comercial del grunge, y que en la medida de lo posible navegaba contracorriente en la industria (lo cual se justificaba por una discografía sólida a lo largo de toda una década, con canciones sublimes que marcaron a una generación por su sello emotivo y desgarrador).

Sin embargo, tan políticos como son, parece ser que la era Bush Jr. que tanto criticaron, los contagió de ese ánimo caído del espíritu estadounidense, lanzando dos discos olvidables, videos musicales (atentando contra su esencia) y un sinfín de bootlegs oficiales de "en vivo" obligados por la piratería.

Llega el 2009 y Pearl Jam lanza al mercado Backspacer, que al escuchar sus primeras tres canciones parece ser otra vez el Pearl Jam estancado, repetitivo y ruidoso de los últimos años, incluyendo su tercer track, The Fixer, actual sencillo oficial de la banda...

Pero de repente la cuarta canción, Johnny Guitar, tiene un beat que te atrae y te hace moverte, como un Pearl Jam de antaño, pero que no existió, entonces lees la letra y te das cuenta de lo divertida que es, en donde los sueños húmedos de Eddie Vedder por una mujer que aparece en una portada vieja de un disco de Johnny Watson (What the hell is this?) se manifiesta en un deseo poético sobre esta mujer y saber qué fue de su vida.

De aquí en adelante nos encontramos con un nuevo Pearl Jam, donde lo sublime vuelve, pero no con esas guitarras que te partían el alma tan características de Stone Gossard y Mike McCready en los 90, sino con un nuevo encanto de un sonido grande, pero ahora más bien con la sabiduría de los años, donde lo político se aleja y encontramos a un Vedder positivo, con letras de amor donde realza el valor de la mujer que ama, mientras nos invita a respirar y nos convence que la vida es más simple de lo que parece en un trío de canciones sencillas y maravillosas: Just Breathe, Amongst the Waves y Unthought Known. Sin embargo existe ese Pearl Jam triste de un muchacho sin brújula de finales de los 90 en Speed of Sound, en donde se hace presente el eterno dilema de lo difícil y cuestionable que puede ser el perdonar y olvidar en los seres humanos.

Por último se encuentra The End, canción corta, donde se encuentra la añoranza y el sentido de solidaridad que se tienen las parejas que se quieren de muños años ya.

Si es casualidad que con el nuevo espíritu estadounidense de la época actual, una banda tan política y que abiertamente apoyó a Obama renace con un espíritu sabio y positivo, pues bienvenido este espíritu en Pearl Jam, que parece no reencontrar su camino en el punto donde lo dejaron, sino ir a la parte del camino donde tenían que estar en el 2009, aunque para hacerlo pasaron por un atajo que en realidad fue un lamentable camino de espinas.

Por cierto, si vuelves sin querer al tercer track, te das cuenta que The Fixer, en su letra, retrata el espíritu positivo de Backspacer.

Lusdemetriomoreno@hotmailcom

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