FLIGHT OF THE CONCHORDS
Si fueras un músico de veintitantos años con casi 30, que te vas al DF junto con tu banda para lograr ser un éxito y conquistar el mercado de rock nacional, sin lugar a dudas pasarías un sin- fín de situaciones caóticas directamente relacionadas con la poca fortuna con la que la mayoría de los músicos se enfrentan al tratar de conquistar la gran ciudad; lo que por supuesto no te causaría gracia, pero vista desde afuera, tu infortunio puede tener cientos de lecturas que caerán en lo absurdamente delirante y gracioso.
Esto mismo le ocurre a dos músicos, Jemaine Clement y Bret McKenzie, que dejan, no Manchester o un pueblo texano, sino Wellington, la tercera ciudad más poblada de Nueva Zelanda, para vivir y conquistar Nueva York con su propuesta digi-bongo acapella rap funk y folk (y lo que se le sume esta semana) creada básicamente por guitarra acústica, bajo y sus voces, o en su defecto un viejo KCT.
El nombre del grupo de este singular dueto es Flight of the Conchords, cuyas desventuras las observamos en una serie de televisión de HBO con el mismo nombre, a la más pura tradición de This is Spinal Tap y que todo melómano y adicto a la llamada situación de comedia no tiene que perderse.
Así pues, estos jóvenes músicos se deben de enfrentar a la falta de empleo, el manejo de un manager que desconoce la industria de la música y que les consigue tocadas absurdas, una única fan realmente enfermiza, pero sobre todo con sus propias personalidades, ya que son inocentes, honestos y de poco carácter.
La serie está llena de fascinantes gags, como el desconocimiento del estadounidense a Nueva Zelanda, el odio cultural entre Nueva Zelanda - Australia, el acento de los protagonistas, el renunciar constantemente a una banda para regresar de inmediato, y la dificultad para relacionarse con las mujeres.
La serie en sí maneja dos elementos que la han colocado como una de las grandes series de culto de los últimos años: una es los diálogos dentro de situaciones surrealistas y caóticas de los protagonistas, y la segunda es la música ya que en cualquiera momento, tanto Jemaine o Bret, voltean a la cámara rompiendo con la cuarta pared para ponerse a interpretar una canción, en cualquier género dependiendo el mod del momento, en donde hacen referencia a la situación que están pasando en ese justo instante con una letra que gira alrededor de lo que sienten y piensan acerca de esta misma situación, con un humor involuntariamente negro y retorcido.
Flight of the Conchords es una banda que existe en realidad, mucho antes que la serie de televisión en donde se autointerpretan en una vena cómica, sin dejar de ser en cierta forma las dos mismas personas de la serie de HBO. El dueto interpreta las mismas canciones de la serie, siendo su disco, de nombre homónimo a la banda y serie televisiva, considerado uno de los mejores álbums del 2008, teniendo plataformas tan importantes como el presentarse en televisión nacional estadounidense con David Letterman.
Es imperdonable ser melómano y no ver Flight of the Conchords, que sólo tiene dos temporadas de televisión, así que ya sea por Internet, TV de paga o DVD no deben, de ninguna manera, perderse esta serie.
