UN CONCIERTO PARA DESMADRUGADOS
La cita era el pasado viernes en la noche en la Plaza de Toros Torreón, mejor conocido por los taurinos como el Coliseo de la Colonia Moderna, en donde se presentarían Panteón Rococó y La Maldita Vecindad.
Ante tal invitación la comunidad rockera lagunera, y sobre todos los amantes del Ska, se presentaron en un buen número a pesar del costo.
Pues bien, hambriento de buena música me encontraba en el lugar de la cita al cuarto para las diez y a pesar de que creía que ya iba tarde y que seguramente ya me había perdido el comienzo de la participación de Panteón Rococó, ante mi sorpresa esto no había sucedido y agradecí mi buena suerte.
Ya bien establecidos en el ruedo taurino empezaron las charlas con los amigos que te vas encontrando, y de repente te das cuenta que ya son las once y obviamente algo molesto te preguntas ¿pues cuándo va a empezar esto?, digo, en un antro es entendible, considerando que ya nada más estuvieras esperando a la banda principal, pero aquí era un concierto masivo, y estabas esperando dos bandas. No quedaba más que aguantar, seguir la plática y el continuo fluir de la cerveza.
Ya es media noche y nada, pero por fin se apagan las luces y sale al escenario Panteón Rococó, con un muy amable Dr. Shenka, vocalista de la banda, quien se disculpó de la mejor manera posible, solicitando a la audiencia que les hicieran un atento recordatorio de sus progenitoras tanto a ellos como a cualquier responsable posible que haya provocado el retraso.
Con Panteón disfrutamos el Ska, el baile siempre catártico y la alegría de vivir, con una respetable sesión de alrededor de hora y media.
Obviamente el tiempo de espera para escuchar a La Maldita ya no fue muy prolongado, y cuando se vuelve a apagar el escenario casi a las dos de la madrugada y empiezas a escuchar las notas de una canción que predices que va a ser Solín, sabes que es una madrugada mágica donde escuchas a uno de los inmortales del panorama rockero nacional absolutamente en vivo, y eso, como diría el anuncio de la tarjeta, no tiene precio.
Ya para las tres de la mañana sabes que la fiesta está a punto de terminar, pero desgraciadamente las autoridades de la Plaza de Toros estaban incómodos con esta fiesta y prendieron todas las luces, lo que inevitablemente se interpreta que tu presencia, y la de la banda ya no es deseada, pero La Maldita Vecindad ni se inmutó y a pesar de las luces tocaran tres o cuatro canciones más, para concluir con Kumbala, en la cual afortunadamente se apagaron las luces de la Plaza de Toros y se respetó la tenue luz que acompaña esta gran melodía propia para bailar pegado a una bella mujer.
En conclusión el fastidio de la tardanza se transformó en una madrugada de Ska y alegría que nos levantó el espíritu a los asistentes, y nos reanimó a afrontar una época donde la tensión, provocada principalmente por el mercantilismo, afecta a más de uno.
Por lo pronto no me queda más que desearles paz no sólo en estos días, sino en cualquiera del año.
Comentarios:
Luisdemetriomoreno@hotmail.com
Facebook.com/demetriomoreno