"Sin duda hay avances.
El contribuyente promedio paga hoy dos veces más en impuestos de
Lo que antes ganaba en sueldo."
H. L. Mencken
Si los senadores aprueban los aumentos de impuestos propuestos por el presidente Felipe Calderón, y que ya recibieron luz verde de los diputados del PAN y del PRI, un trabajador formal con sueldo de 10 mil pesos al mes pasará de pagar 1,037.16 pesos a 1,114.80 pesos al mes de Impuesto Sobre la Renta.
Quizá el monto no les parezca mucho a los diputados o senadores o a los funcionarios de Hacienda que están impulsando el alza y que tienen todos ingresos superiores a los 100 mil pesos mensuales. Pero para estos trabajadores, a quienes ya se les dificulta cubrir sus necesidades más elementales, entregar un 11 por ciento de su ingreso mensual al Gobierno es una tragedia.
El presidente Felipe Calderón y los panistas afirman que los ingresos por el aumento de impuestos se aplicarían al combate a la pobreza. La experiencia nos dice, sin embargo, que el gasto gubernamental no combate realmente la pobreza sino que ayuda a crear burocracias. Una parte muy importante, además, cubre subsidios que sólo ayudan a los ricos.
Un trabajador de 10 mil pesos mensuales no es beneficiado por programas como Oportunidades, ya que se le considera demasiado rico para ello. Sí aporta, en cambio, al mantenimiento de un oneroso Gobierno que nos cuesta a los contribuyentes 1.3 billones de pesos (12,149 pesos por mexicano) al año y que mantiene a más de 4 millones de empleados federales, estatales, municipales, paraestatales, descentralizados, desconcentrados y demás.
Una de las propuestas del Gobierno del presidente Calderón en el presupuesto de Egresos, y que nos muestra la facilidad con la que el Gobierno desperdicia el dinero que nos quita a los contribuyentes, es la de dedicar 23 mil millones de pesos en el 2010 para continuar con el absurdo subsidio a la gasolina. Este monto está calculado sobre la base de que el precio del petróleo mexicano promedie 53 dólares por barril el año que viene. El viernes pasado, sin embargo, la mezcla mexicana de exportación se vendió en 73.21 dólares. Lo más probable así es que el subsidio sea mucho mayor, ya que a mayor precio del petróleo mayor subsidio.
He ahí un ejemplo de muchos de una transferencia que ayuda a los ricos en vez de a los pobres. El trabajador mexicano de 10 mil pesos al mes, que tendrá que entregar al Gobierno un 11 por ciento de su magra paga, no puede comprarse un vehículo de motor. En el mejor de los casos, si utiliza mucho el transporte colectivo, recibirá unos cuantos pesos al mes de beneficio por el subsidio. En cambio los políticos que han impulsado y aprobado los aumentos de impuestos y el subsidio a la gasolina, se estarán ahorrando cientos o miles de pesos a la semana para llenar los tanques de las enormes camionetas en las que se mueven ellos, su personal y sus familiares. Una vez más, nuestro Gobierno quita dinero a los pobres para dárselo a los ricos.
Este subsidio no sólo es injusto sino que también se convierte en un golpe brutal contra el ambiente. A pesar de que el presidente Calderón ha buscado presentarse como un político ecologista, el subsidio a la gasolina, que promueve el uso de este combustible fósil, anula los beneficios de cualquier campaña de siembra de árboles o de protección al ambiente.
El aumento de impuestos no se justifica, por supuesto, por el combate a la pobreza. Lo que los políticos quieren es aumentar el gasto público para beneficiarse ellos. Se acerca, después de todo, la elección de 2012. Y en México, piensan los políticos, el que no gasta no sale en la foto.
Muchas empresas que han sufrido con la crisis económica están empezando a salir adelante porque han ajustado sus gastos y mejorado su productividad. El Gobierno, en cambio, busca salir de la suya subiendo los precios de sus servicios, los cuales son malos y monopólicos. Los clientes cautivos no debemos ya permitir más este abuso.
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