Calcinados. Varios hombres observan los vehículos calcinados, que transportaban provisiones y material de logística, que se dirigían hacia un destacamento de la Fuerza de Asistencia para la Seguridad (ISAF) de la OTAN en Afganistán y que sufrió un atentado en la localidad de Peshawar, Pakistán. EFE
Al menos diez policías y dos civiles murieron, y otras treinta personas resultaron heridas ayer en dos atentados suicidas, uno perpetrado en el Sur y otro en el Oeste de Afganistán, informó una fuente oficial.
El ataque más grave tuvo lugar en la capital de la meridional provincia de Helmand, Lashkar Gah, cuando un suicida enfundado en un uniforme policial se hizo estallar en la comisaría central de la ciudad, según un portavoz policial, Raouf Ahmadi.
El atentado acabó con la vida de nueve policías y dos civiles, e hirió a otras 28 personas, según la fuente.
Las agentes afectados por la explosión formaban parte de una unidad responsable de la lucha contra el narcotráfico e iban a participar en una operación de erradicación del cultivo de adormidera, clave en la producción de opio.
Afganistán produce un 92 por ciento del cultivo mundial de opio, que según los expertos sirve para financiar las operaciones armadas de los insurgentes talibanes en su lucha contra las tropas internacionales y el Gobierno afgano.
En Helmand, donde según un informe de la ONU de 2008 se hallan dos tercios de las hectáreas de cultivo en Afganistán, murieron cuatro civiles el pasado 10 de marzo en un atentado en principio dirigido contra las fuerzas afganas dedicadas a la lucha antidroga.
Además, un policía murió ayer y otras dos personas resultaron heridas en un segundo atentado registrado contra otra comisaría en el distrito de Delaram, situado en la provincia occidental de Farah, dijo el portavoz policial.
El agresor lanzó una granada de mano contra el agente fallecido, pero fue alcanzado por los disparos y muerto al intentar entrar en la comisaría, lo que causó la detonación de los explosivos que llevaba consigo.
DESTRUYEN SUMINISTROS DE LA OTAN
Por otra parte, unos 50 milicianos atacaron ayer un terminal de camiones que transportan suministros para tropas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, en el segundo asalto de ese tipo en el Noroeste de Pakistán en el curso de dos días.
El incremento de los ataques del Talibán ha planteado dudas sobre la confiabilidad de rutas de suministro a través de Pakistán. Eso ha hecho que los ejércitos de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte busquen caminos alternativos.
Unos 50 milicianos atacaron en la madrugada del lunes el terminal al-Fasil, tras someter a guardias de seguridad. Los milicianos lanzaron gasolina sobre 10 camiones contenedores que transportaban suministros y les prendieron fuego, causando explosiones, dijo el guardia Janab-e-aali. No se informó de lesionados o muertos.
"Ellos desarmaron a todos los guardias y nos advirtieron que no nos pasáramos de vivos. También nos quitaron las armas", dijo el guardia.
El domingo, unos 40 milicianos atacaron la estación Pak-Afghan Container Terminal cerca de la ciudad noroccidental de Peshawar. Los atacantes quemaron decenas de vehículos y de contenedores.
Se ignoraba inicialmente si los suministros estaban destinados a soldados extranjeros en Afganistán o al Ejército afgano, que es respaldado por la coalición invasora y que usa equipos similares.
Las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán reciben un 75% de sus suministros a través de Pakistán.
Al Qaeda, autor de ataque en Yemen
Un supuesto terrorista suicida de Al Qaeda es el autor del atentado que el domingo causó la muerte de cinco personas, entre ellas cuatro turistas sudcoreanos, en Yemen, informó ayer la agencia de noticias yemení.
Según la agencia oficial, el jefe de la Policía de la provincia de Hadramut, general Hamid al Jurashi, explicó que el supuesto terrorista, que falleció en el ataque, es un menor de 18 años, pero no reveló la identidad del atacante.
Al Jurashi señaló que el suicida detonó un cinturón de explosivos adosado a su cuerpo en una montaña próxima a la ciudad monumental de Shibam, donde el convoy en el que viajaban los turistas había parado para que tomaran fotos de la vista panorámica.
