El pasado 21 de agosto, la Secretaría de Educación Pública anunció en voz de su titular, Alonso Lujambio Irazábal, un recorte presupuestal importante para las universidades del país; recorte que representa cerca de $800 millones de pesos para el ejercicio 2009, asegurando que serán las propias instituciones educativas las que definirán, "a su buen juicio y criterio" los rubros que se verán afectados.
Cabe señalar que dicho ajuste representa un duro golpe a las universidades federales y estatales, ya que esos presupuestos son los que apoyan las actividades sustantivas de la educación superior: docencia, investigación, difusión, gestión y extensión, etc. Tan preocupante noticia, la recibieron los rectores de las 128 instituciones públicas de educación superior, afiliadas a la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior) incluyendo a la UNAM, en un acto de la ANUIES, por lo que no tuvieron tiempo de reaccionar y ni más remedio que pasar el trago amargo; seguramente se retiraron pensando qué rubros de sus instituciones habrán de recortar.
Son de todos conocidos, los enormes retos que tienen que enfrentar las universidades públicas para continuar ofertando un servicio educativo de calidad; pero ante las dificultades financieras, sólo les queda sobrevivir. Es evidente el doble discurso gubernamental: por un lado, el anhelo de contar con universidades actuales, contemporáneas, que respondan a las necesidades y los desafíos que nos impone el nuevo milenio, y por otro, los ajustes constantes a los enormes gastos que nuestras universidades tienen.
Es aquí en donde las IES (Instituciones de Educación Superior) deben enfrentar tan importantes desafíos con inteligencia y generar esa perspectiva humana con la que debemos retar a la imaginación; replantearnos objetivos, misión y funciones de las IES.
Dónde quedará una educación impregnada de valores e inspirada en la promoción de la libertad, la tolerancia, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la preservación del medio ambiente, la solidaridad, el compromiso social y la cultura de paz; todos estos valores asociados a la vida y la dignidad humanas, si no se cuenta con los recursos para promoverla.
Por ejemplo, sabemos que existen tendencias actuales en el diseño y desarrollo curriculares, que urge implementar en las IES y que representan una de las grandes debilidades en la educación superior latinoamericana; pero poca atención se le puede otorgar ante tan sombrío panorama, seguiremos padeciendo los diseños curriculares obsoletos y concebidos tradicionalmente como planes de estudio, que sólo presentan un listado de asignaturas.
¿Para qué requerimos mayores presupuestos en educación superior en México?, la respuesta es simple y clara: para la transformación universitaria en la que debemos cumplir con etapas bien definidas que requieren fuertes inversiones: La definición del proyecto educativo universitario, definición de la misión y la visión (previos análisis de las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas, FODA), la definición de los modelos educativos y académicos, el desarrollo de las estructuras organizacionales y los rediseños curriculares. Sólo por mencionar algunos rubros importantes que definitivamente no son gratuitos.
Al respecto de los recortes mencionados, el rector de la UNAM, José Narro Robles, asegura que evidentemente es "una mala noticia" y que el modelo de desarrollo seguido en nuestro país, ya no resulta adecuado; plantea además la necesidad de que las universidades públicas tengan por mandato de ley, presupuestos básicos de definición multianual, que no estén sujetos a aspectos coyunturales, que lo único que generan es incertidumbre.
Si bien es cierto que nuestro país es uno de los más afectados por la crisis económica mundial, y que se estima una caída cercana al 8% del PIB en este 2009; pareciera que en México se ha perdido el interés por el futuro. Lo inmediato y lo urgente se imponen sobre lo importante y es donde parece no existir un claro proyecto de nación, por parte del Ejecutivo Federal.
Por ejemplo, en los rubros de investigación científica, desarrollo de tecnologías, investigación en ciencias sociales, en las artes y las humanidades, el apoyo gubernamental ha sido en extremo limitado en el presente sexenio, pareciera que no somos prioridad las universidades para el Gobierno Federal; "se requiere una mayor inversión y no ajustes presupuestales en el sector" (J. Narro R. 2009).
Otro de los panoramas desoladores, es la cobertura en educación superior, en donde debe hacerse un esfuerzo extraordinario para que ningún joven en México, deje la escuela por falta de cupo. Desgraciadamente, somos testigos año con año, de la enorme cantidad de alumnos del bachillerato que se quedan sin un lugar en las universidades públicas, consideradas por miles de familias como la única esperanza de salir adelante con una carrera de nivel superior para sus hijos, que les permita revertir el difícil panorama socioeconómico que tienen de frente.
Como puede observarse, los importantes programas que desarrollan las IES en nuestro país, no pueden ni deben verse afectadas por situaciones coyunturales, que finalmente les distraen de sus actividades sustantivas y de su misión más importante: formar el futuro de México y de los mexicanos.
