Cuando éramos niños, teníamos una duda existencial básica: ¿por qué en el Día del Trabajo
Por supuesto, nadie se encargaba de aclararnos que el Trabajo al que se dedica el día no es en sí una actividad, sino uno de los factores de la producción según Carlitos Marx. Greñudo filósofo que confrontaba a quienes hacen las cosas en este mundo, oponiéndolos en una especie de lucha cósmica: en esta esquina, los proletarios que hacen funcionar las máquinas con su labor manual, el sudor de su frente y lo mal que les pagan: o sea, el Trabajo; en esta otra, los malditos capitalistas dueños de los medios de producción, disfrazados de cerditos con sombreros de copa, y con ineludible vocación vampírica: el Capital. Así pues, lo que se celebra en este día es a los obreros, a la mano de obra que mueve máquinas, fábricas y herramientas
Durante décadas, los sindicatos, gremios y asociaciones de trabajadores lucharon para que se les respetaran sus derechos y tener mejores condiciones laborales y de pago.
En algunos casos, las pugnas se ponían realmente feas, y los patrones no dudaban en echar mano de la fuerza pública o de sus propios pistoleros contratados al efecto.
Pero con el paso del tiempo, el espíritu combatiente conmemorado el 1º de mayo fue cediendo; en parte, porque muchas de las exigencias de los primeros días ya se habían cumplido; y en parte, porque muchos trabajadores se dieron cuenta de que festejos y desfiles más bien eran para hacerle gordo el caldo a líderes sindicales y políticos de todo tipo.
En el caso de México, el sistema priista creó un sindicalismo corporativista que fuera manipulable según los designios del régimen. Como tantas otras cosas, en ese ámbito no hubo evolución y se fue pudriendo con la corrupción, de manera tal que hoy en día constituye una de las peores lacras de nuestra vida pública. Y no sólo eso: el sindicalismo gangsteril es uno de los principales obstáculos para el desarrollo del país.
O díganme ¿quién en su sano juicio invierte en un país donde un mafioso como Napito paraliza minas e industrias por sus puras pistolas, y nada más para que vean que las puede? ¿En el que Hacienda no realiza una auditoría a Romero Deschamps para ver cómo le hizo para comprarse un reloj de 400,000 pesos con su sueldo de trabajador petrolero?
Por supuesto, sobrará quien este día engole la voz y hable de los derechos de los trabajadores, cómo ha avanzado la agenda de los asalariados y muchas otras zarandajas. La verdad es que buena parte de la estructura sindical mexicana está hecha para estorbar la generación de empleos y riqueza; o sea, sólo sirve para crear pobreza
