¿Es tiempo para "refundar" el Estado como lo pide el señor rector de la UNAM? ¿Habrá que entrar en un gran ejercicio de reestructuración del aparato gubernamental y su relación con la nación? Hay que tener cuidado con añadir más ingredientes a la confusión, a veces intencionada, que se percibe en el país en estos momentos de coyuntura.
Claro que hay muchas reformas pendientes desde hace tiempo. Hay tantos sectores que requieren renovación o ajustes que, acumuladas en un solo paquete, agotarían la energía social, no digamos la capacidad política para cumplirlas en un solo mayúsculo ejercicio.
Una gran "Reforma del Estado" implica estudiar la estructura presidencial vigente para, quizá, inaugurar instituciones como la de vicepresidente, jefe de Gabinete, la redimensión del Congreso, la ratificación de los secretarios del Gabinete, las reelecciones inmediatas de presidencias municipales y diputados y desde luego redefinir apoyos y prerrogativas de los partidos.
La urgente "Reforma Fiscal" evidenciada por el enredado proceso legislativo, aún en marcha, supone definir funciones de cada uno de los componentes de la Ley de Ingresos para promover y defender los sectores socioeconómicos del país articulando cada impuesto con el Plan de Desarrollo prioritizado del país.
Hay que considerar la "Reforma Laboral" que urge para dinamizar la economía y su capacidad de empleo y redimensionar nuestra capacidad competitiva.
La "Reforma Educativa" penetrará la médula misma del tejido social y mental del país.
Las cuatro reformas mencionadas no son todas las que México reclama para romper su actual impasse psicológico. Pero resolver éstas no se hace por decisión superior, sino por la acción articulada y sumada de los sectores de la comunidad, coordinados en la vocación compartida de hacer que cada ámbito funcione a la máxima capacidad conforme a las más altas metas de eficiencia y solidaridad.
Desde hace tiempo se han ensayado Pactos y Acuerdos Nacionales. No ha habido presidente de México que no haya lanzado el suyo. Ahora el presidente Calderón convoca a los actores políticos y sociales a examinar y discutir y "...la ruta que nos permita verdaderamente hacer de la economía mexicana la economía que queremos que sea: moderna, competitiva y generadora de empleos".
Su invitación implica reunir los diversos sectores socioeconómicos y culturales para intercambiar ideas y propuestas y convenir en algún nuevo Programa o Plan de pretensiones nacionales.
Convocar a semejante ejercicio no tiene, empero, novedad alguna y el que en esa reunión, una más de las que se han escenificado y siguen sucediéndose en la actualidad, algunas convocadas por organizaciones cívicas, surja un nuevo esquema nacional no se distinguirá de las de con tan efímera vida se han lanzado los presidentes del pasado.
Lo que México requiere es la acción constante, metódica y continuada de comunicación sobre los variados retos a que nos encontramos como comunidad, a fin de que, analizando y definiendo acciones, vayamos atendiéndolos ordenadamente.
Para este fin la fórmula de un Consejo Económico y Social Nacional es la respuesta. Presidido a veces por el jefe de Estado, reunirá periódicamente a los representantes de los actores de la sociedad para compartir planteamientos, experiencias y vías de solución y convenir en la respuesta colectiva a situaciones y problemas a medida que se van presentando e incluso preparar, con consensos políticos, la acción parlamentaria correspondiente.
En la actualidad no menos de 40 países han montado sus Consejos Económicos y Sociales, entre los cuales se cuenta España, Francia, Brasil, Corea del Sur, Italia, Irlanda, Rusia y Polonia. La lista se prolonga para incluir a países en todos los continentes e incluye a los Consejos Económico y Social de la Unión Europea y el del Mercosur.
El Consejo Económico y Social de Brasil, por ejemplo, es un órgano consultivo del presidente de la República. Integrado por 102 personalidades provenientes de los sectores académicos, empresariales, sindicatos y personalidades políticas, el presidente tiene oportunidad de recibir información, opinión y recomendaciones de acción.
El Consejo para el Diálogo con el Sector Productivo ya existe en México desde hace varios años. Presidido por el secretario del Trabajo y Previsión Social, el grupo se reúne periódicamente. La última sesión celebrada en mayo de este año fue convocada para "ofrecer a los representantes empresariales y sindicales una visión integral e intercambiar puntos de vista sobre las acciones que lleva a cabo el Gobierno Federal en sus aspectos laboral, hacendario y sanitario para mitigar los efectos de la epidemia de influenza AH1N1. A este efecto, asistió el secretario de Salud, los subsecretarios de Hacienda y de Trabajo, representantes del IMSS, así como presidentes de organismos patronales y secretarios generales sindicales y directores de organizaciones civiles. El Consejo para el Diálogo con los Sectores Productivos es miembro de la Asociación internacional de Consejos Económicos y Sociales.
Es el momento de elevar la categoría del Consejo que ha venido trabajando con todo éxito al rango que tiene en los demás países a fin de que sea el presidente de la República quien lo encabece y convoque con la frecuencia que sea necesaria. En él podrá canalizarse la inquietud actual por convenir en las reformas pendientes, sector por sector, pieza por pieza, para que la atención específica a cada caso, e ir depurando la calidad de la acción pública y privada, podando lo nocivo o innecesario, dejando lo válido e inaugurando rutas nuevas, modernas y transparentes que dinamicen la vida nacional.
Es este el marco institucional con que México afortunadamente ya cuenta para marchar hacia los acuerdos que urgen.