EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

El día preciso...

Hora cero

ROBERTO OROZCO MELO

Aceptada y aprobada la documentación electoral de los 500 diputados federales electos, unos por mayoría directa de votos y otros por el sistema de representación proporcional, solamente hace falta que los tres grandes partidos y los de la chiquillada que alcanzaron curules de regalo inicien su primer período de sesiones el muy cercano primero de septiembre. Ya fueron designados dos jefes y una jefa para las bancadas partidistas principales; también ya, de hecho, los ciudadanos empiezan a reconocer a los diputados que van a brillar en el escenario legislativo donde si algo ha cambiado, no es lo importante, que viene a ser la voluntad de los legisladores.

Por pocas que sean las nuevas caras que destacan, podemos reconocer a muchos personajes ya muy vistos: ora como padres conscriptos, ora como padres senectos. Aunque no faltan quienes, entre los de Oposición, son identificados desde ahora como sujetos lenguas sueltas y actitudes tozudas, atrabiliarias, divergentes y refractarias. Vemos, peripuestos y puntuales, a los porros de la diestra y a los de la siniestra. Al centro las fuerzas redivivas del PRI para hacer valer su condición mayoritaria de bancada colmilluda y omniscia; esperamos que esto sea por el bien del país.

Pero sólo que las palabras de los flamantes líderes de bancadas se tornaran en actos reflexivos y bienhechores para la nación, podríamos celebrar un cambio de actitud en los representantes populares, disposición muy distinta al conformismo demagógico que les conocemos. Y es que la Republica merece un cambio en la actitud legislativa y más que ameritarlo lo necesita y lo exige. El bien de todos los mexicanos vale cualquier sacrificio doctrinario del partido Acción Nacional; igual de valedera podría ser la modernización en las ideas y prácticas del partido de la Revolución Democrática y aún para el mismo PRI sería muy prudente y encomiable tirar el lastre de cualquier arena pragmática o ideológica que intentara desviar su vuelo de ave fénix.

Una vez más, y no podemos asegurar que sea la última, se ofrece a nuestro país la oportunidad de ser testigo y actor de cambios universales trascendentes; como aquellos que fueron generados por el movimiento de Ilustración en la Alemania del siglo XVII y los que se prohijaron en el curso de la Asamblea Constituyente francesa en 1791 que finalmente constituyeron la Declaración Universal de los derechos humanos proclamada por la ONU en 1947 y 1948. Además los avances en derechos civiles que en el reciente siglo XX mexicano dieron crédito y autoridad a los mismos ciudadanos para organizar, dirigir, supervisar y aún juzgar en propia jurisdicción los procesos electorales celebrados en la República.

La República Mexicana tiene ahora la suficiente madurez para operar un cambio sustancial en todos los aspectos de nuestra vida institucional: la política, la economía, los fenómenos sociales y la cultura. Ya no somos una isla en este mundo oceánico y cósmico, antes ancho y ajeno, pues hoy vivimos interrelacionados con casi todos los países del orbe y es frente a este compromiso universal que deberíamos organizar y desarrollar por dictado legislativo nuestras capacidades de acción y reacción frente a los intereses trasnacionales opuestos o amistosos. Finalmente la misma vida no es un combate, sino una competencia laboral y comercial.

No resulta fácil seguir el camino que conduce desde el oxidado y egocéntrico individualismo a las complejas instancias modernas en que solamente triunfan los países que cuentan con instrumentos jurídicos idóneos para negociar, concertar y competir ante otras naciones desarrolladas o en vías de desarrollo; pero ya es tiempo de hacer la ruta y ganar la meta, sin detenernos en consideraciones fútiles.

Fuera de cualquier consideración, el Congreso de la Unión tendrá que dar un gigantesco paso que le permita ver al porvenir de frente. Ese momento está a la vuelta de una hoja de calendario: es el día primero de septiembre de este 2009. No antes, pero tampoco después: es este preciso día cuando debe empezar el cabildeo legislativo para hacer las reformas que exigen las circunstancias nacionales, es el momento histórico de la responsabilidad de los diputados y senadores, pero también lo es para la Presidencia de la República. Quizá la unión haga la fuerza y la fuerza el triunfo, como decía el viejo eslogan.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 456617

elsiglo.mx