PAPÁS, QUIERO PSICOLOGÍA. ¡NO ME MUERO DE HAMBRE!
Actualmente se vive el periodo en que los jóvenes egresados de bachillerato se encuentran con la disyuntiva de qué carrera elegir, para algunos es muy fácil la decisión porque desde pequeños sabían o al menos intuian que eso era lo que deseaban ser, otros tantos tienen una idea clara de lo que va a ser el futuro y el resto con muchísimas dificultades.
Un buen porcentaje de estos chicos deciden en primera instancia estudiar la carrera de Psicología, ya sea porque son buenos observadores, porque les interesa ayudar a los demás o porque tienen habilidad para dar algunos consejos. Sin embargo un alto porcentaje decide no estudiar esta carrera debido al campo de trabajo que supuestamente es muy estrecho y que se ve reflejado en los comentarios de los padres que le dicen a su hijo que escoja una carrera más novedosa, o una con más futuro o incluso una que le deje dinero a pesar de que no le guste. O simplemente el interesado declina por otra carrera universitaria porque siente que en psicología simple y sencillamente se va a morir de hambre.
Hay dos puntos importantes en los que me gustaría puntualizar, en primer lugar es muy difícil que a un joven le pueda cambiar el gusto o interés por hacer algo. Por ejemplo, si a mí me gusta el helado de chocolate va a ser tremendamente complicado que me guste el de coco. En otras palabras, si a mí me gusta la psicología va a ser de locos que de la noche a la mañana me guste ingeniería mecatrónica. Peor aún, si algo no me gusta no voy a poder desarrollar las habilidades necesarias para ejercer bien mi profesión.
No queremos decir con esto que existan carreras mejores que otras, sino lo que se intenta es hacer hincapié en que los intereses o gusto por algo pueden desarrollar una habilidad, pero jamás una habilidad desarrollará un gusto, como el ejemplo del helado. Hay muchos padres de familia que asisten a orientación vocacional para ayudar al hijo a encontrar una solución para la elección de su carrera y lo que encuentran en los resultados es que su hijo puede ser biólogo marino o ingeniero en nanotecnología quirúrgica, que son dos carreras bellísimas, pero la primera jamás va ser ejercida en La Laguna, ya que lo que menos existe en ella es el agua, y cuando hay viene llena de basura por el lecho seco del Padre Nazas, y la segunda tampoco la podrá ejercer a menos de que tenga la capacidad de ir a estudiar a Harvard o ya de perdido a la UNAM, en donde entran 100 alumnos de cinco mil que presentan examen de admisión.
Lo anterior ocasiona que el futuro profesional se angustie y los padres aún más, y en lugar de ser orientación vocacional se vuelve des-orientación vocacional y usted acabará más confundido con un hijo más angustiado y con 4,000 pesos menos.
El segundo punto es que la psicología no es una carrera que no tenga aplicación, sino todo lo contario, tiene tanta aplicación que en muchas de las veces se termina "choteando" su utilidad y encontramos egresados de la carrera fieles a las creencias de Jaime Mausan o amigos del club del señor Trejo buscando fantasmas en el humo que produce el carbón de la carme asada. Existe un campo ilimitado de trabajo en Psicología que va desde la consulta seria de base científica, que le ayuda al paciente a mejorar sus síntomas y mejorar su calidad de vida, así como asesorías industriales en el área de capacitación, reclutamiento y elección, hasta el trabajo con el estrés, que por cierto es el talón de Aquiles de la mayoría de las empresas y negocios de la región.
El campo de trabajo se amplía al hablar de la psicología educativa, con la creación de espacios de capacitación para docentes dentro y fuera del aula, así como la atención psicológica y profiláctica del estudiante de todos los niveles de educación.
De igual forma la psicología jurídica es otro campo novedoso de la Psicología, así como las aplicaciones del neurofeedback para casos de déficit de atención y peritajes en casos de divorcio o cuestiones legales en el primero.
Me podría llevar todo el espacio destinado para esta columna hablando de las bondades de la que creo es la mejor carrera, pero desde luego no es esa la intención, pero sí me llama tremendamente la atención que una gran cantidad de personas de entre 28 y 45 años quisieron estudiar Psicología hace algunos años, pero jamás se animaron o "tuvieron" que estudiar lo que sus padres decidieron por ellos.
Hago una atenta invitación a que los padres permitamos a los hijos elegir lo que va a ser su futuro, al igual que a los hijos no depositar en la decisión de otros lo que queremos para nuestro futuro, porque finalmente la carrera sí la pagan los padres, pero la estudia el hijo.
Mi correo electrónico: jose.mirandah@uvmnet.edu