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EL DIVÁN

LIC. JOSÉ A. MIRANDA HERNÁNDEZ

¿EN QUÉ SE PARECE MI RELACIÓN A LA POLÍTICA?

Escuchar las promesas de los candidatos en estos días es el tema más común entre los ciudadanos del estado de Coahuila. "Que si no pueden renuncian"," que si ya rugió" o que si va a rescatar a una ciudad, son frases recurrentes en el radio, televisión y la prensa. Desafortunadamente son pocos los ciudadanos que siguen la trayectoria de los candidatos antes de las elecciones y se dejan llevar mucho por lo que el aspirante quiere proyectar. Así, yo pudiera votar por el individuo que habla muy bonito, que se ve muy bien o el candadito que mueve las manos, abraza seguido a sus hijos o porque el color verde significa vida.

En el contexto de la política donde la forma es fondo, claro que debe ser muy importante la percepción que se tiene de determinado evento o actitud del candidato.

Existen psicológicamente dos reacciones típicas del electorado tanto en México como en otros países. Una de ellas es asociar el fracaso de un alcalde con el candidato de ese mismo partido, sobre todo si el fracaso es reciente, como pudiera ser el caso de lo que sucede en el municipio de Torreón. Habría que evaluar si existe fracaso. Eso no lo sabemos, pero la percepción, que es la que cuenta, nos dice que sí. Es como cuando la madre conoce a un pariente del novio de su hija del que no tiene buenas referencias. La madre pensará la mayor parte del tiempo que el suspirante de la hija no es de fiar. Aunque uno no tenga que ver con el otro. La otra reacción es la de la apatía. Ésta se da en el momento de que los ciudadanos decidimos no votar por alguien porque nos desilusionó la política y decimos que ni los amarillos, ni los azules, ni los rojos pueden solucionar los problemas y lo mejor es no votar. Mención aparte merecen los que no quieren sufragar por motivos ideológicos sustentados como hace algunos meses el voto nulo que buscaba un movimiento ciudadano y no un berrinche mediático como muchas veces se manejó. Este caso es como el de la mujer que no tiene suerte con los hombres en un par de ocasiones y termina diciendo que los hombres son todos iguales. Existe otro tipo de reacciones menos comunes, pero recurridas en algún momento como es el caso de la emitida por el experto que dice que la elección "ya está arreglada"- Este es el ciudadano, que nunca falta por cierto, que arguye que la decisión está tomada y que su compadre que está muy ligado a la política le dijo que el candidato "X" va a ganar la contienda pensando que todo está decidido y ve en su amigo una especie de Walter Mercado de la política. Esto produce que la gente a su alrededor decida ya no votar, o de plano hacerse amigos de Francisco Sarabia, no por su valentía, sino por aviadores.

Nada más alejado de la realidad, ya que si la mayoría del padrón saliera a votar, ni aunque Obama con todo y su novel quisiera, pudiera imponer al alcalde.

Dicha conducta tiene su símil en el caso de la amiga que le advierte a su compañera que fulanito no es de su tipo porque ella habla con los espíritus y le dicen que no le conviene, a lo que la pobre amiga decide dejar de lado al probable enamorado.

¿Qué hacer entonces?, ¿cuál reacción sería más madura? Desde luego no se tiene la respuesta, pero sí podríamos recomendar informarnos, conocer, reflexionar sobre una decisión tan importante y que sólo nosotros la podemos tomar. Es como si yo me comprometiera con una novia, sin siquiera verle la cara. Amén de conocerle los aspectos emocionales.Sé que muchos de nosotros estamos hartos de ir a votar y no ver cambios sustanciales, sin embargo no son los candidatos los únicos obligados a cumplir, también nosotros podemos exigir que se cumplan las promesas y evaluar de manera objetiva si tal o cual alcalde hizo bien su labor, y no sólo fijarnos en si Peña Nieto está peinado o no, o si Marcelo si se parece a Clark Kent. Tener a candidatos como Juanito sólo es una muestra de que cualquier persona parecida a una caricatura puede aspirar a un puesto de elección popular cuando en el fondo el tal Juanito compita en coeficiente Intelectual con el Burro Vanrankin o el intelectual de Daniel Bisognio. Como una vez comentó el Dalai Lama "cada pueblo tiene los gobernantes que se merece". No creo que nosotros merezcamos una persona así para gobernarnos, ni mucho menos fomentar la expectativa de que alguien nos va a venir a salvar de donde estamos, si no nos comprometemos como ciudadanos. Por lo pronto mientras rugimos o nos dejamos rescatar, nos vemos la próxima.

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