Santos y Cruz Azul igualaron a dos tantos el pasado domingo en el Corona, muy buen juego, por momentos espectacular y muy agradable para la tribuna por las jugadas de gol que se presentaron en ambas metas, pero con sabor amargo desde la perspectiva del aficionado lagunero porque te sacan de la bolsa dos de los tres puntos que prácticamente ya eran tuyos. No quiero restarle ningún mérito a los cementeros, son un gran equipo, jugaron un buen partido y generaron varias oportunidades de gol, pero daba la impresión de que esto sucedía porque los laguneros les cedían demasiado la iniciativa, y finalmente supieron sacar provecho de estas circunstancias viniendo de atrás en dos ocasiones hasta conseguir un justo empate.
No obstante que las mejores y más claras oportunidades del juego fueron de los verdes, éstos no pudieron conseguir un triunfo que les hubiera permitido acercarse a la zona de calificación de su grupo. El torneo ya está a poco más de la mitad de la fase regular y es necesario apretar el paso si quieren clasificar.
La estrategia seguida por Daniel Guzmán en los últimos encuentros, de jugar al contragolpe después de conseguir ponerse en ventaja en el marcador, buscando sorprender al oponente con la velocidad de sus delanteros, implica también jugar al filo de la navaja, conlleva un riesgo grande, sobre todo si se falla tantas veces ante el arco rival como lo hizo el cuadro lagunero el domingo, que tuvo de sobra para liquidar el partido en varias ocasiones pero no lo pudo hacer y le sacaron el empate. Cuando el técnico toma una decisión sobre cómo plantear un partido, ciertamente son los jugadores en el terreno de juego los que pueden hacer crecer tal decisión si aciertan las oportunidades que generen, pero si no sucede así todos son culpables -técnico y jugadores- por no haberlo conseguido, porque a final de cuentas el éxito de uno depende del trabajo de los otros y viceversa.
Si Santos hubiera ganado a Cruz Azul estaríamos alabando la inteligencia con que se planteó el partido, pero no fue así y entonces surgen las críticas por la manera como se encaró el juego y el resultado obtenido, pero hay que repartirlas entre todos, cada quien sabe lo que dejó de hacer para que las cosas fueran diferentes. A seguir trabajando, no queda otra que redoblar esfuerzos, suena muy trillado pero sólo así se alcanzan objetivos.
Viene otro juego en casa, contra el campeón Toluca, que es el único invicto del certamen, los duelos contra los choriceros suelen ser muy disputados, y en los últimos años sin ventaja significativa para nadie, los Diablos Rojos son también sublíderes del campeonato y tratarán de alargar su invicto ante unos laguneros que quieren regresar a la senda del triunfo.