EL ASUNTO DEL VOTO Para las elecciones del próximo 5 de julio se ha convertido sorpresivamente en un debate que abarcó a todos los sectores del país y a todas las corrientes políticas de México. Lo que parecía ser una tranquila elección intermedia se ha convertido en un inmenso foro de discusión nacional.
LO QUE ASOMA Detrás de todo esto, no es otra cosa que la inconformidad y el hartazgo de la sociedad toda, con relación los procedimientos electorales, la manera y forma de la designación de los candidatos, la actitud de los partidos políticos, la misma Ley electoral y muy especialmente la ineficacia y los privilegios de nuestros legisladores en lo general.
LA ACTUAL Ley electoral parte de un principio: todos los mexicanos son defraudadores electorales, también los partidos, los candidatos, los votantes, los medios de difusión, los funcionarios de casilla y además, los funcionarios del propio IFE. Se parte de la desconfianza de todos sobre todos, una actitud muy mexicana.
LA LEY ELECTORAL Ha sido el resultado de muchos años de discusiones y negociaciones por parte de todas las fuerzas políticas, los medios, los intelectuales, académicos y de los legisladores por supuesto.
PERO PARECE QUE Desgraciadamente, todo este esfuerzo de la sociedad mexicana acabó en la creación de un Frankestain que ahora a nadie gusta ni agrada. Lo que en un tiempo pareció ser la panacea para instaurar la democracia en México, resultó finalmente un verdadero fracaso que está a la vista de todos.
SEGÚN LOS ANALISTAS De las cosas políticas, ese Frankestain vino instaurar la dictadura de los partidos. En alguna ocasión el renombrado escritor peruano Mario Vargas Llosa, refiriéndose al entonces régimen político que gobernaba este país, lo calificó como "la dictadura perfecta".
HACIENDO UN SÍMIL Al escritor, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos, que nuestro actual régimen político es "una dictadura perfecta de los partidos políticos". Son ellos los que tienen y disfrutan de todas las prerrogativas. Son ellos los únicos que pueden designar a los candidatos para cargos de elección popular. Son ellos los únicos que pueden designar a los operadores de los procesos electorales. Son ellos los únicos que tienen derecho a impugnar, demandar o interponer recursos ante el Trife y el IFE. Los ciudadanos de banqueta, comunes y corrientes como cualquiera de nosotros, no tenemos ninguna participación en la preparación, manejo o ejecución de los procesos electorales.
TAMPOCO TENEMOS Ninguna participación directa en la elección de los candidatos al interior de los partidos y menos aún, tenemos el derecho a buscar una candidatura independiente al margen de cualquier partido, pues nos está prohibido por la Ley.
LA ÚNICA OBLIGACIÓN Que sí tenemos todos, es ir a votar el día y hora que se nos indique, en la casilla en la que estamos registrados, y lo que es peor, única y exclusivamente por cualquiera de los candidatos que los partidos políticos han puesto a nuestra consideración, pero eso sí, sin poder escoger a ningún otro fuera de las boletas.
ES ESA INCONFORMIDAD Ciudadana la que ha motivado a una gran parte de la sociedad y de organizaciones ciudadanas, para votar en blanco o anular la boleta. El asunto no es de importancia menor, pues ha quedado de manifiesto que existe una enorme inconformidad entre los mexicanos con el actual sistema electoral, y aún más, que hay una enorme decepción por los nulos resultados que para los electores han tenido sus legisladores, diputados y senadores, los que ya instalados en su cómoda curul, representan únicamente a su partido, pero jamás a los que votaron por ellos.
ESTE MOVIMIENTO Es sin duda una llamada de atención y el encendido de un foco rojo en nuestro sistema, el que habrá que corregir y adecuar a las aspiraciones de todos los que vivimos en este país.
