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EL MUNDO DE LOS SÍMBOLOS ENSAYO SOBRE LA CULTURA

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

El hombre, por la misma capacidad racional con la que cuenta, aprendió a manejar símbolos y estructurarlos con otros, de tal manera que ha logrado construir lenguajes que son una forma más de intentar explicar o representar el mundo que lo rodea; o tratar de explicar y representar lo que él piensa de ese mundo y de él mismo; o como quisiera que los demás pensaran.

Los símbolos a los que más estamos acostumbrados son al lenguaje oral y escrito; pero manejamos muchísimos más; desde los colores en los semáforos con los que se nos dan algunas órdenes para coordinar el tráfico, hasta el vestuario con el cual nos representamos diariamente; a través de este último nos definimos de alguna manera o de otra. Hay muchos dichos al respecto: El hábito no hace al monje, pero bien que lo viste; como te ven te tratan.

Somos animales simbólicos; entre los símbolos existen secuelas de los mitos y los rituales que heredamos por al tradición. Hacemos ciertos actos para obtener algunos resultados; por ejemplo nos persignamos al momento de iniciar un partido o comenzar un examen, evitamos pasar por debajo de una escalera, colgamos ajos en las puertas para atraer a la buena suerte, etc.

El símbolo son cosas que utilizamos para representar otras cosas. La palabra escrita representa al sonido de la palabra que a su vez representa la idea que tenemos en nuestra mente. Sin las palabras nos sería imposible transmitir estas ideas. Los sordomudos han desarrollado sus propios lenguajes y hacen símbolos mímicos para representar palabras o ideas.

El símbolo no es la cosa representada, es algo ajeno a ella; pero muchas veces suplimos la realidad con su representación. Pienso que en los momentos actuales, utilizamos los títulos de esa manera; representa una serie de conocimientos y habilidades que una persona debiera de obtener al pasar por un proceso educativo. Hay muchas personas que llegan a poseer el título pero sin tener en realidad los conocimientos necesarios que lo avalen. Que es preferible un profesionista sin título, o un título sin profesionista. Los jóvenes hoy, estudian para obtener el título y no los conocimientos. La soberbia de algunos los lleva a pensar que no necesitan aprender nada que todo lo que necesitan es un pedazo de papel para conseguir un trabajo, aunque no tengan las capacidades para desarrollar ese trabajo.

Antiguamente por medio de los símbolos nos hacían sentir orgullo de pertenecer a un conglomerado social que lo mismo podíamos llamar patria o escuela. A la patria la representamos con la bandera y con el escudo nacional. El concepto implicaba a la sociedad a la que pertenecíamos y a su historia por medio de la cual se había logrado el estado de desarrollo que disfrutábamos. Actualmente el concepto de patria lo traemos perdido. A los jóvenes ya no les dice nada porque se han perdido todos los ideales que antaño se cultivaban. Será que la patria no les ofrece la felicidad y se han decidido vivir un individualismo que explota el mito de la libertad.

Pero así como los símbolos nacionales han perdido su significación de la misma manera sucede con otras cosas que utilizamos para significarnos. Por ejemplo, los uniformes. Antes, portar un uniforme provocaba orgullo, porque poseía una serie de contenidos. Así como pertenecíamos a una familia, y podíamos sentirnos orgullosos de nuestra familia, de la misma forma pertenecíamos a una escuela o a una asociación de la cual nos podíamos sentir orgullosos y el uniforme nos refería a ello. (Me acuerdo bien de mi uniforme de gala de la secundaria y de la preparatoria que utilizábamos en la Pereyra)

Actualmente ni las autoridades mismas creen en los uniformes, los han reducido a las camisas polo y los pantalones de mezclilla. Todos iguales sin ninguna distinción. A veces en las distinciones estriban las diferencias.

Pero seguimos con los uniformes; actualmente el de policía no nos provocaría ninguna seguridad sino al contrario, le temeríamos a alguien que se vistiera de tal forma por los últimos acontecimientos que han sucedido a nuestro alrededor.

La confianza perdida en los símbolos significa también la confianza perdida en los lenguajes que con ellos estructuramos. Hemos dejado de creer en los que llamamos patrias, por lo tanto, hemos dejado de creer en una serie de valores éticos civiles que antes normaban nuestra conducta. (También al dejar de creer en la religión, vamos perdiendo los valores morales que a través de ella nos inculcan). Los lenguajes se desmoronan y no hemos logrado suplirlo con algo que los reemplace. Si bien nos damos cuenta, la pérdida de ciertos universos simbólicos no significa más que la pérdida de nuestros propios sentidos de la vida, y nuestros propios sentidos sociales que integran la cultura.

Con los lenguajes perdidos caminamos hacia la nada. ¿Cómo nos representamos? En nuestra animalidad. El juguetito racional no nos ha servido más que para destruirnos.

Es necesario reconstruir nuestros símbolos y nuestros lenguajes, nuestros motivos existenciales en todos los campos. Esto es quehacer cotidiano cultural.

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