"El acuerdo de Copenhague puede no ser todo lo que todos habían esperado, pero...es un comienzo importante."
Ban Ki-Moon
Al final no hubo un acuerdo formal en la XV Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático que se llevó a cabo en Copenhague. Los 193 países participantes sólo aceptaron, el sábado 19 de diciembre, "tomar nota" de un acuerdo forjado por el presidente estadounidense Barack Obama con los jefes de Gobierno de China, la India, Sudáfrica y Brasil. Para que el acuerdo hubiese sido adoptado por la conferencia se habría necesitado el voto a favor de todos los participantes, pero seis países encabezados por Venezuela se negaron a esta aprobación.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, con el respaldo de Bolivia, Nicaragua, Cuba, Costa Rica y Sudán, consideró el acuerdo como un "Golpe de Estado" de los países ricos contra los pobres. La conferencia fracasó, afirmó Chávez, por la "falta de voluntad política de un grupo de países liderado por el Gobierno imperial de los Estados Unidos" (Financial Times). Lo que buscaba Chávez en la conferencia era que Estados Unidos y los países ricos pagaran cientos de miles de millones de dólares anuales a los países pobres como compensación por la contaminación acumulada hasta ahora, un pago que en nada ayudaría a combatir el calentamiento global.
Obama buscó presentar el acuerdo como un triunfo. "Lo que hemos logrado en Copenhague no será el final sino el principio de una nueva era de acción internacional." La verdad, sin embargo, es que el acuerdo tampoco resuelve el problema del calentamiento global.
El principal elemento del acuerdo de Copenhague es un "compromiso" para limitar el aumento de la temperatura global a sólo dos grados Celsius, pero no hay medidas concretas ni una ruta crítica para lograrlo.
Los países ricos se han comprometido a recortar sus emisiones de contaminantes y los países pobres a impedir que las suyas aumenten. Al contrario del protocolo de Kioto de 1997, sin embargo, no hay metas específicas para unos u otros.
Los países ricos se comprometieron a transferir 30 mil millones de dólares de 2010 a 2012 a los países pobres. Para 2020 estos apoyos ascenderían a 100 mil millones de dólares anuales. Los montos se otorgarán a cambio de inversiones en generación de energía alternativa, y no como compensación por pecados pasados, como pretendía Chávez. Para acceder a estos fondos, los países pobres tenían que aprobar el acuerdo.
Al final, el aparente fracaso de la conferencia de Copenhague debe verse en contraste con las experiencias del pasado. La conferencia de Kioto de 1997 sí concluyó con un acuerdo formal por medio del cual la mayoría de los países desarrollados se comprometieron a bajar sus emisiones de contaminantes. Los países en desarrollo no prometieron nada en razón de no haber cometido los pecados del pasado. A 12 años de distancia, sin embargo, las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera han aumentado en 20 por ciento y China e Indonesia son ya el primero y el tercer lugares entre los países más contaminantes del planeta.
Algo similar pasará ahora, me imagino. La emisión de contaminantes continuará aumentado simplemente porque los países del mundo no han querido aplicar reglas claras, prácticas y justas que lleven a una disminución real.
Las "pruebas de sonido" para el concierto de Plácido Domingo se llevaron a cabo el viernes 18 de diciembre a las cuatro de la mañana y el sábado 19 entre la una y las tres de la mañana. No fueron discretas. El Paseo de la Reforma retumbó con música de antro y niveles de ruido muy por encima de los que el propio Gobierno del Distrito Federal ha fijado. Los residentes y huéspedes de los hoteles deben acostumbrarse a no dormir. El próximo cierre de la principal avenida de la Ciudad de México se ha programado ya para el fin de semana del 28 de febrero. El Gobierno ecologista y bicicletero de Marcelo Ebrard tendrá un "rally show" de autos de carrera.