El precio del dólar coquetea nuevamente con niveles por debajo de los 13 pesos. Eso se debe, en gran parte, a la entrada de recursos externos asociada a la idea generalizada entre los analistas e inversionistas de que nuestra moneda está subvaluada.
Esta idea surge, entre otras razones, porque en los doce meses al 30 de noviembre pasado el peso fue la segunda moneda, después del dólar de Taiwán, que más se debilitó frente al dólar de Estados Unidos (EU), mientras que muchas otras se fortalecieron en ese lapso.
En efecto, en el caso del peso la turbulencia financiera internacional en el último trimestre de 2008 y el primer trimestre del presente año se reflejó en una depreciación notable de nuestra moneda.
Banco de México (Banxico), con el propósito de atenuar esa caída, vendió en el mercado cambiario la cantidad de 31,163 millones de dólares (md) desde el 8 de octubre del año pasado al 30 de septiembre de éste.
Para poner dicho monto en perspectiva, basta con señalar que le tomó más de 5 años (del 2 de mayo de 2003 al 31 de julio de 2008) colocar en el mercado una cantidad similar (30,101 md) con el mecanismo de venta diaria de dólares, cuyo objetivo era en ese entonces evitar una acumulación mayor de reservas.
Por otra parte, la divisa estadounidense ha registrado una depreciación pronunciada respecto al euro, el yen, la libra esterlina y el dólar canadiense; así como en relación con las monedas de Brasil y Chile.
Lo relevante en nuestro caso, sin embargo, es que la pérdida de terreno del dólar frente a estas monedas no es reciente, sino que ha ocurrido a lo largo de esta década.
En efecto, la gran mayoría de las monedas de países con regímenes cambiarios de flotación se han revaluado en relación con el dólar desde finales de 2001, mientras que el peso mexicano se depreció considerablemente en ese periodo.
Uno pudiera aducir que ello se debe a que somos una economía en la esfera de influencia del dólar, pero lo mismo se puede decir de Canadá, que a pesar de ser un socio comercial de EU más importante que nosotros, ha visto una apreciación de su divisa.
La debilidad atípica del peso en este tiempo quizá explique el reencuentro que pareciera darse de los inversionistas y los mercados con nuestra moneda. En varios círculos consideran que tiene un potencial atractivo de apreciación respecto al dólar estadounidense en el futuro cercano.
La visión más optimista que he visto en este sentido es la de Guillermo Osses, un administrador de fondos en activos de mercados emergentes de la empresa Pacific Investment Management Co. (PIMCO).
Él estimó a fines del mes pasado que el peso pudiera apreciarse entre 10 y 20 por ciento en relación con el dólar en uno o dos años, debido a que es una de las monedas más baratas en los mercados emergentes y a que van a crecer las exportaciones a Estados Unidos (EU), lo que mejorará nuestras cuentas externas.
El consenso de los analistas que consulta la empresa de noticias Bloomberg es menos optimista que PIMCO, pero aún así ve una mejora en la cotización del dólar en los próximos meses. Ellos prevén, al igual que diversas empresas nacionales de análisis, un precio de la divisa estadounidense entre 12.50 y 13 pesos para diciembre del 2010.
Estos números hay que verlos con cautela. No hay cambio en los aspectos fundamentales de nuestra economía que avalen la expectativa de una apreciación significativa y duradera del peso, menos aún que la cotización del dólar pudiera regresar a niveles de 10 a 10.50 pesos como prevé PIMCO.
No obstante, el optimismo reciente tendrá un efecto favorable sobre el peso. Todo indica, por ahora, que el dólar oscilará entre 12.50 y 13.00 pesos en el futuro cercano, pero es muy temprano para concluir que ese intervalo, o incluso uno menor, se convertirá en el nuevo nivel de referencia.
Considero que el peso puede gozar de una fortaleza transitoria frente al dólar mientras persista la opinión favorable de los inversionistas, pero me temo que hay varias razones para esperar que esa opinión se revierta más adelante.
Por un lado, los problemas estructurales de México siguen vigentes, mientras que por el otro, hacia la segunda mitad del año próximo o comienzos del 2011, el incremento de nuestras importaciones, la caída de los ingresos petroleros y el alza de las tasas de interés en EU contrarrestarán el aumento de nuestras exportaciones y presionarán nuestras cuentas externas.
Será en ese entonces cuando podamos aquilatar la verdadera fortaleza de nuestra moneda, que desde mi punto de vista volverá a cotizar el dólar por encima de los 13 pesos.