Deportes Cristiano Ronaldo Selección Mexicana Mundial 2026 Liga MX selección nacional

El Precursor

Corría el año de 1997 cuando entrenando con el grupo de árbitros del Distrito Federal, un servidor de ustedes sufrió un leve tirón que, al paso de las horas, le impedía incluso apoyar el pie. Era semana de doble jornada y tuve que devolver los encuentros a los que había sido designado, a saber, Guadalajara frente a Tecos el miércoles y Pumas ante Veracruz el domingo.

Particularmente recuerdo este último partido que cité porque se jugaba el nueve de marzo, fecha en que celebro mi cumpleaños y que en aquellos despreocupados días sumaban apenas 41, cabalístico número a fe mía.

Mi sustituto para el juego en Ciudad Universitaria fue precisamente Eduardo Brizio, silbante de gran capacidad y quien además ha tenido la penosa obligación de deambular en el arbitraje y en la vida como mi hermano, lo cual no es un asunto menor.

Pues he allá que en el vestuario del estadio de Pumas, previo al encuentro, se apersonó David Faitelsson y le propuso al buen Lalo portar un micrófono entre la indumentaria arbitral para así poder, era la intención, escuchar lo que se habla en la "intimidad del futbol".

Tras meditarlo unos minutos, Eduardo llamó a sus jueces asistentes y les dijo, palabras más o menos, lo siguiente: "Ni siquiera les voy a preguntar para no meterlos en problemas, voy a usar el micrófono pero lo haré solamente medio tiempo".

Y así, uniendo el dicho al hecho, mi carnal saltó a la grama con el adminículo electrónico en su ropaje de árbitro.

Lo que el público pudo oír no fue nada del otro mundo en cuanto al diálogo árbitro-jugador, pero indiscutiblemente se trató de una innovación y de un trancazo periodístico para los integrantes de la televisora del Ajusco.

Tras la finalización del encuentro se desató una verdadera batalla entre el presidente de la Comisión de Árbitros de México, el doctor Edgardo Codesal y el representante ante FIFA, el teniente coronel Mario Rubio Vázquez, para ver quién le ponía el castigo más severo al impertinente silbante, quien faltó a la más elemental regla de comportamiento: la sumisión.

Al no pedir el permiso correspondiente, brincándose las trancas, Brizio Carter dio lugar a uno de los episodios más vergonzosos dentro de la administración arbitral en nuestro país.

Admitiendo, sin conceder, que la falta fuera extrema, al hombre se le juzgó ¡tres veces! por el mismo delito y ante diversos organismos, lo cual violentó sus derechos, conculcó sus garantías y le robó los mejores años de carrera internacional, todo por una absurda guerra de poder y egos entre Codesal y Rubio.

Eduardo se vio privado del gafete internacional, fue suspendido por seis meses en el ámbito nacional, se le impidió al año siguiente competir para recuperar el nombramiento de FIFA y hasta su retiro, sufrió una persecución que rayó entre lo inmoral y lo cómico. Sin embargo este HOMBRE, así con mayúsculas, fue el precursor de las famosas diademas que hoy usan los árbitros. ¡Salud!

Leer más de Deportes

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Deportes

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 419631

elsiglo.mx