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El principio del fin

EL COMENTARIO DE HOY

FRANCISCO AMPARÁN

Fue algo así como cuando los vecinos finalmente sacan del desván a la tía loca que habían retenido ahí durante años, y se deciden a internarla en un sanatorio: nadie habla gran cosa del asunto, porque a propios y extraños les da un poco de pena; y porque el tema (aunque harto conocido) siempre fue vedado. Y claro, a quien menos se le da el comentar el asunto es a la tía loca.

La semana pasada, todas las tropas de combate norteamericanas en Irak evacuaron las ciudades, pueblos y villas en que estaban desplegadas. De ahora en adelante, su presencia se reducirá a bases militares emplazadas, por lo general, bastante lejecitos de los centros de población árabes. Con ello empieza el proceso de empacar las chivas para retirarse definitivamente de ese país, con fecha límite en el verano de 2011.

Lo interesante es que la noticia fue muy poco difundida, tanto aquí como en Estados Unidos como en casi todo el mundo. Claro que figuró en las primeras planas de los principales periódicos norteamericanos; pero sin mayores gritos ni sombrerazos. Como si nadie quisiera hablar más de la cuenta sobre tan penoso asunto.

En cambio en Irak, la gente salió a la calle a festejar que ya no tendrán que ver en sus calles a tipos vestidos color arena y con docenas de aparatejos electrónicos colgándoles a diestra y siniestra

Confuso porque en estos seis años se han mezclado el alivio de haberse librado de una dictadura sanguinaria y represiva, con el oprobio de estar sometidos a ocupación extranjera. Y vergüenza, porque el 95% de los iraquíes muertos en esos seis años, han sido muertos por otros iraquíes. La violencia devastadora en Irak fue desatada por la intervención norteamericana, sí. Pero quienes la han mantenido han sido iraquíes. De hecho, es rara la ocasión en que un grupo de iraquíes ataque a un destacamento americano: no hay loco que coma lumbre. Los atentados explosivos, suicidas o no, están dirigidos en un 90% en contra de civiles iraquíes.

Por ello, el retiro de los americanos de las ciudades es percibido con algo de aprehensión por parte del ciudadano iraquí común y corriente. Sí, qué bien que se vayan los ocupantes, pero ¿podrán las fuerzas de seguridad iraquí con el paquete? ¿Serán capaces de mantener el orden soldados y policías que comandan mucho menos respeto que los GI's, los mejor armados y entrenados del mundo

De la respuesta a esas preguntas, más que de la retirada o permanencia de las Fuerzas Armadas americanas en Irak, depende la paz futura y a largo plazo de ese saladísimo país del Oriente Medio.

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