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EL PUEBLO ELIGE ENSAYO SOBRE LA CULTURA

JOSÉ LUIS HERRERA ARCE

Que nadie cante victoria, los resultados de estas elecciones se deben a la decepción, a la desesperación, a la pérdida de confianza de que el país tenga algún sentido, un futuro prometedor, un rumbo fijo, que nuestros políticos en realidad se sientan comprometidos con una idea de nación o tengan en las manos las soluciones necesarias para este pobre país que se debate en un mundo que también está totalmente perdido, donde la globalización lo único que ha producido es el hambre de los pueblos, el abaratamiento de la mano de obra, la comercialización de la dignidad humana y para qué seguir enumerando.

Volvimos a guater peor, salimos de Guatemala, sobrevivimos. Lo único que nos queda a estas alturas es sobrevivir. Hay una guerra interna contra la delincuencia, a la que se encuentra aliada la corrupción y que es alimentada por la fala de fuentes de trabajo, por la pérdida de la moralidad, por la difusión de los valores que propone el consumismo, o la filosofía barata que afirma que el triunfo del hombre se encuentra en el tener y no en el ser. Vivimos nuestra condición animal donde el pez grande se come al chico y esto acabará con la destrucción de todos porque no comprendemos que la ecología de cualquier tipo nos enseña que todos estamos ligados a todos y por más colonias con altos muros que quieran ignorar los cinturones de pobreza que se encuentran a su alrededor, si los demás caen a final de cuentas los de arriba tienen que caer.

En una película de hace mucho tiempo, que se llamaba "Cuando el destino nos alcance" el máximo placer culinario que podía existir en un refrigerador era un pedazo de carne. Hoy el glamour es alimentarse de hamburguesa y pizzas. En esa película a los muertos se les procesaba para convertirlos en galletitas verdes que eran la alimentación del pueblo.

Hoy se vuelven a enfrentar la vanidad de los políticos, los intereses creados y la desesperación del pueblo. Hoy cada quien jala para su lado. Si se acabó la lana, por ejemplo en lo del centro histórico, quieren echar mano a lo que estaba destinado para otras cosas porque el que se haya acabado el capital a mitad de una obra solamente indica la falta de planeación. Los puentes pueden quedarse a medio construir, la ciudad puede quedarse semidestruida, al cabo que el comercio tradicional de esta ciudad ya casi ha desaparecido; a fin de cuentas las cadenas nacionales nos invaden; aunque tenemos el orgullo de que empresas locales han llegado a situarse en buenos lugares a nivel nacional.

Aún así, porque nos tenemos que convertir en seres dependientes si siempre nos hemos mostrado orgullosos del empuje que esta región demostraba para vencer al desierto. Porque tenemos que conformamos con sobrevivir cuando en muchos campos estamos en el punto en que lo necesario es la catapulta para conquistar nuevas dimensiones. Así como en la industria y en el comercio nos anteceden empresas como Lala, Peñoles, Soriana, Cimaco y demás, y en el campo de las artes personalidades como Pilar Rioja, Enriqueta Ochoa, y algún otro que se escape de la memoria. En el campo de los deportes, en el campo de las artes y en el campo de la ciencia, se están conformando nuevas generaciones que lo que necesitan son caminos que les faciliten llegar a donde se les ha prometido que pueden llegar. Necesitan apoyos sin que tengan la necesidad de andar mendigando los apoyos. A nadie en este maldito país se le ha ocurrido hacer concursos para detectar a nuestros valores nacionales y promoverlos. (Piano, danza, música, pintura, grabado, etc). Los concursos se agotan en si mismos y acaban por no servir para nada, son solamente acciones que se hacen para cumplir con un a cuota y nada más. No pasa nada.

Que hace nuestra burocracia, pensar que son el pivote mágico y fabuloso que ni siquiera necesita de opiniones para saber lo que tiene que hacer. Al cabo el pueblo puede esperar; el hambre puede esperar, la desesperación puede esperar, la decepción puede esperar, la presión que se acumula en las personas eso también puede esperar, las ventas también pueden esperar, los hijos no comen, no tienen deseos, no quieren salir de vacaciones, ni vestir, todo puede esperar.

Nadie está solucionando nada, lo vemos, la corrupción se encuentra en todas partes, estamos rodados de traidores que nos hacen sentir la comunidad más desprotegida del mundo. ¿Confianza en la policía en las autoridades? ¿En quien? ¿En el maestro? ¿En el sacerdote? Cuando se pierde la confianza se pierde todo. Volvemos a las viejas películas del oeste donde necesitamos traer una pistola colgando del cinturón.

Esto es lo que llamamos modernidad, llegar al punto de darle la razón a los existencialistas: el hombre es un animal de pasiones inútiles que no sirve para nada, o está hecho para la nada.

Nuestros políticos y nuestra extensa burocracia no tienen porque sentirse ufana de nada. Los hemos calificados negativamente. Si estamos resucitando muertos, es que preferimos aquello a la porquería que nos ofrecen. En esta decepción generalizada todo viene a ser lo mismo. Muy difícilmente nos podremos levantar del pozo donde nos hundimos y nos hundieron. Cada quien que se rasque con sus uñas. De eso es de lo que se trata.

¿Fuentes de trabajo? ¿A ver la varita mágica que iba a crear fuentes de trabajo? ¿La seguridad social? ¿Y todo lo demás? ¡Siéntese a esperar!

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