Para el mejor segunda base del clásico más discreto, cierto de que la vida le podrá apretar la cuenta, pero no lo va a ponchar.
-¡¡¡¿Por qué a un estado priista, si Guanajuato cumple con todo!!!?-, estalló en Los Pinos una de las personas de más confianza del presidente, cuando en abril le llevaron a Felipe Calderón los resultados de varios estudios que pusieron a Hidalgo a la cabeza como mejor sitio para instalar la nueva refinería Bicentenario.
La expresión, confiada a este reportero por uno de los asistentes a la reunión, abrió el debate sobre las consecuencias políticas de optar por Hidalgo, un estado no solamente priista sino gobernado por uno de los mejores amigos y operadores del mandatario mexiquense Enrique Peña Nieto, a quien dan en Los Pinos marcaje personal.
Antes, el director general de Pemex y la secretaria de Energía habían expuesto a detalle los resultados del análisis técnico que favorecía, en todas y cada una de las categorías, al complejo de Tula.
No hubo ninguna consideración política -atajó uno de los involucrados en el estudio-. Salamanca no salió arriba en ninguno de los rubros analizados.
Y entonces el detalle técnico quedó de lado, al parecer porque todos coincidían en el resultado de tal análisis. Se abrieron dos bandos para discutir si la decisión debía ser sólo técnica o técnico-política, considerando que un estado panista, como Guanajuato, había quedado sí, en segundo lugar, pero consistentemente muy cerca del primero, por lo que de cara a las elecciones "habría que darle un empujoncito".
Eran tiempos preelectorales. Ahora, a la luz de la caída panista en los comicios, si finalmente se deciden por Guanajuato, aun cuando sea por la prontitud en la entrega de las tierras, va a ser muy difícil lograr que la ciudadanía crea la versión oficial, sobre todo porque, ya en plena carrera entre Tula y Salamanca a ver quién llega primero con las escrituras, el Gobierno ha logrado enfadar a los priistas por no respaldar el proyecto original de Hidalgo y a los panistas por no descalificarlo por falta de cumplimiento.
A ver si una inversión de diez mil millones de dólares, miles de nuevos empleos y la generación de un efecto económico positivo en cuando menos una región del país se terminan pudriendo, de nuevo, por motivos políticos.