No cabe duda que los tiempos cambian
Muy pocos saben, por ejemplo, que Manuel González fue presidente durante un cuatrienio entre las dos presidencias de Porfirio Díaz (el primer ejercicio de Díaz va del 5 de mayo de 1877 a 30 de noviembre de 1880; el segundo se inauguró en diciembre de 1884). Durante los cuatro años que duró la presidencia de Manuel González, Bernardo Reyes -padre de don Alfonso Reyes, nuestro gran literato- logra ascender no sólo militarmente, sino también en el terreno político. Paradójicamente sus familiares Pedro Ogazón e Ignacio Luis Vallarta, quienes lo habían acercado al general Porfirio Díaz, perdieron mucho terreno.
Un ciclón azotaba a Matamoros, Tamaulipas, los días 12 y 13 de agosto de 1880, y al año siguiente, un huracán provocó estragos en Sinaloa, lo que volvería a ocurrir en 1883 y 1884.
Los trajes femeninos eran conocidos como "canastos" por su carácter ostentoso, mientras que los hombres imitaban a los europeos fundando un Jockey club. La clase media se daba cita los domingos en la Alameda, para escuchar óperas de Verdi y de Bellini, mazurcas y chotis de María de Planas y de los mexicanos Miguel Luna y Melesio Morales. Otro de los entretenimientos preferidos eran las corridas de toros. Hubo grandes agasajos para el matador español Luis Mazzantini a su paso por México. El primer hotel moderno de la República se proyectó en Tijuana hacia 1882.
En Jalisco, mientras tanto, comenzaban ya a usar cercados con alambres de púas para las haciendas, mientras en la capital de ese estado se obtenían las primeras maquinarias agrícolas de fabricación mexicana. Y es que hacia 1880 existían en el país seis mil veintitrés haciendas y más de catorce mil ranchos, seis mil de ellos en Jalisco, en donde estaba más dividida la propiedad. El ferrocarril seguía siendo objeto de las crónicas y comentarios.
Manuel Gutiérrez Nájera escribiría, acerca de la inauguración del ferrocarril al cementerio de Dolores: "Fue un vértigo de la velocidad el viaje de regreso (
De acuerdo con José C. Valadés, existe en las estadísticas de aquella época un crecimiento notable en hechos delictivos, y ésta se debió especialmente a la embriaguez producida por el pulque y el mezcal, y la situación se agravó a la proliferación de las casas de juego ocurrida a partir de 1877.
México tenía en 1878 nueve millones 683 mil 307 habitantes. Había seis hospitales en la capital. En la primera quincena de 1881, mil quinientas personas solicitaron camas en dichos establecimientos, lo que alarmó al Congreso y resultó en una exigencia, por parte de los legisladores, de la aplicación de medidas de sanidad. Mientras tanto, el cólera cobraba víctimas en estados como Chiapas y Tabasco, y en Mazatlán, la fiebre amarilla provocó la muerte de 300 personas.
